Las investigaciones que revelaron el gran peso de la repoblación mallorquina en la Marina Alta, reunidas en una gran obra
- Estudis de la repoblació mallorquina al sud valencià, segle XVII, la nueva publicación del Consell Valencià de Cultura con motivo de las jornadas celebradas en la Vall de Gallinera
En octubre de 2022 tuvo lugar en la Vall de Gallinera las III Jornadas de la Repoblación Mallorquina en el sur valenciano organizadas por el Ayuntamiento, el Centre de la Repoblació Mallorquina y la Unió Cultural d'Amigues i Amics de la Vall de Gallinera con el apoyo del CEFIRE.
Este tipo de jornadas nacieron en Tárbena, en 2007, después continuaron en Xaló en 2012 y no volvieron a realizarse hasta 2022. Los inicios de este proceso tenían lugar con la relación entre investigadores e investigadoras mallorquinas y valencianas a raíz de los hermanamientos entre Santa Margalida (Mallorca) y Tárbena (1997) y Xaló (1998). Estos actos despertaron el interés por la búsqueda de las raíces mallorquinas de una parte del País Valenciano.
El impulso se inició con los trabajos de Antoni Mas, Joan-Lluís Monjo, y Josep Mas, que culminaron la monografía Per a poblar lo Regne de Valèntia. Antoni Mas y Joan Lluís Monjo realizaron el estudio L'emigració mallorquina al País Valencià al segle XVII (2002)", mientras que los tres autores realizaron el estudio Les arrels margalidanes del poble de Xaló (2008).
Estas obras continúan el camino por el profesor Josep Costa i Mas, en el que se destacaba que la repoblación con familias mallorquinas no fue un fenómeno local ni anecdótico, sino un hecho histórico de una gran trascendencia para una parte del territorio valenciano, sobre todo en la Marina, la Safor, el Comtat, pero también, en menor medida, en otros territorios, como se demostró en la Ribera, la Vall d'Albaida, la Safor o la Canal de Navarrés. Esta inquietud se ha visto reflejada en estudios en distintos ámbitos, como la dialectología, con los trabajos de los investigadores Jordi Colomina, Vicent Beltran, Joan Giner o Joan Lluís Monjo.
Presentación del libro
Con motivo de las III Jornadas que tuvieron lugar en la Vall de Gallinera, el Consell Valencià de Cultura mostró un gran interés en materializar en formato de papel las diferentes comunicaciones por la gran diversidad de ponentes de origen mallorquín y valenciano.
El pasado domingo 27 de octubre tuvo lugar en el edificio del Ayuntamiento de la Vall de Gallinera, la presentación oficial de la edición de esta recopilación científica por parte del Consell Valencià de Cultura. A partir de la próxima semana este libro se podrá consultar en las diferentes bibliotecas públicas de los municipios que conforman las comarcas centrales valencianas. Además, también se podrá adquirir en el edificio del Ayuntamiento de la Vall de Gallinera o en las instalaciones del Consell Valencià de Cultura.
En el acto participaron Jesús Huguet, secretario del Consell Valencià de Cultura, Majo Puig; la concejala de Patrimonio de la Vall de Gallinera; Vicent Puig, historiador de la Vall de Gallinera, y Joan Lluís Monjo, miembro del Centre d'Estudis de la Repoblació Mallorquina.
El Camino de los Mallorquines
Hasta el siglo XVII la Vall de Gallinera era tierra de moriscos y moriscas, estaba formado por 13 aldeas repartidas a lo largo del territorio: Beniamoamet y Benimoamit, Benimarsoch, Benialil y Rafalet, Benissivà, Benitaia, Benistrop, la Solana, Alpatró, la Carosa Llombay y Benissili, dividida por dos señoríos, la Baronía de Gallinera, los Borja, que abarcaba la mayoría del valle y el señorío de los Catalán de Valleriola, que contenía el lugar de Benissili ligado a la Baronía de Alcalá, otro valle morisco vecino.
A partir de la expulsión de la población morisca de 1609, la necesidad que tenían los señores de poner en marcha la producción agraria, sobre la que recaían numerosos censales (préstamos) espoleó al duque de Gandía, que contactó con el virrey de Mallorca para que le enviara familias mallorquinas para colonizar, “repoblar”, a sus antiguos señoríos de moriscos. El virrey o lugarteniente del reino de Mallorca en tiempos de la expulsión de los moriscos, era un señor valenciano, Joan de Vilaragut, barón de Olocau, que debió ser uno de los principales organizadores del proceso migratorio, con la colaboración decidida de los señores valencianos, los primeros interesados en poblar de nuevo sus tierras cargadas de censos.
Ya en 1610 llegan gentes atraídas por el “hambre de tierra”, desembarcaban en Dénia y hacían camino hacia el interior montañoso de las Marines: Tárbena, Laguar, Ebo, Gallinera, etc. La Vall de Gallinera se convirtió en el camino natural de penetración de esta gente, buscando las mejores condiciones para asentarse, por eso este río continuado de campesinos mallorquines que llegaban a nuestras tierras y después se esparcían por los diferentes valles vecinos (Alcalà, L'Orxa, Salem) hasta llegar al Comtat, la Valle d'Albaida o la Safor, e incluso al Camp del Túria. Y este camino empieza a ser conocido como el Camino de los Mallorquines, hasta hoy, mantenido en el imaginario colectivo como el camino que emprendían los y las mallorquinas para iniciar una nueva vida en el interior valenciano despoblado de moriscos.
La aportación de la gente venida de Baleares a principios del siglo XVII fue el factor primordial de la regeneración de estos territorios de las Comarcas Centrales Valencianas. Ya a finales del setecientos el botánico Joan Antoni Cavanilles menciona que en la Vall de Gallinera se asentaron 140 familias de origen mallorquín, de hecho en las cartas de Ebo y Gallinera así se menciona: omnes ex insula baleari oriundas et naturales.
Hay una gran diversidad en los orígenes de los colonos, en la forestación de Tárbena predominan los del arrojo de Santa Margalida, Artà y Manacor, en la Vall d'Ebo, son mayoritariamente de Santa Margalida y la Vall de Gallinera encuentran un alud de diversas procedencias que no todas arraigaron de Alaró, Algaida, Andratx, Artà, Calvià, Campanet, Ciudad, Estellencs, Llucmajor, Manacor, Montuïri, Muro, Petra, Pollensa, Puigpunyent, Santa Margalida, San Juan, Sineu y Menorca.
Estos mallorquines y mallorquinas que vinieron formaban familias extensas y jóvenes, se asentaron en bloque en las diferentes aldeas, hicieron aumentar la natalidad en la primera mitad del XVII, tuvieron un comportamiento endogámico, seguramente por reacción al recelo que suscitarán en los valencianos, y no todos arraigaron en el territorio, muchos buscaron mejores oportunidades en los valles vecinos. Así encontraremos los Alemany de Benirrama y Alcudia (de Andraitx); los Cortell de Benialí (de Puigpunyent); los Ribes de Ebo (Sta. Margalida); los Fiol de Gallinera (Sine); los Polou de la Solana y Alcudia de Gallinera (de Fornalutx-Sòller) i los Bernabeu de la Roca (Ibi).
Un centro de estudios
Para garantizar la continuación de la labor de recuperación de los lazos baleáricos surgió el CERM (Centro de Estudios de la Repoblación Mallorquina), presentado en las II Jornadas de Xaló (2012), una iniciativa impulsada por el comité organizador de las primeras y segundas Jornadas y una parte de los investigadores. Tiene su sede en Tárbena y cuenta entre los socias y socias y ciudadanos y ciudadanas mallorquinas y valencianas de diversas comarcas como la Marina, la Safor, la Ribera, l'Horta. Entre los objetivos del CERM está la coordinación de investigadores e investigadoras para el estudio de la forestación balear y del patrimonio, así como la difusión cultural ligada a estos objetivos.
Esta difusión se ha materializado en exposiciones sobre Mn. Alcover, conferencias, publicaciones como el Parlar de sa. El llegat mallorquí de la Marina (Universidad de Alicante), que ha obtenido el premio de la Xarxa Vives 2022 de la edición universitaria en la sección de ciencias sociales; Sa Festa des Parlar de Sa, que se celebra en Tárbena desde 2016, para mantener y promover las peculiaridades lingüísticas del valenciano salat.
Las diferentes jornadas en Tárbena, Xaló y la Vall de Gallinera siempre se han caracterizado por ser un acto que ha contado con la participación del CEFIRE y la Universidad de Alicante; han sido abiertas al público en general y al mismo tiempo que han permitido que los y las docentes pudieran inscribirse para completar su formación y obtener un reconocimiento académico.