La filosofía y la humanidad de la gamba de Dénia
OPINIÓN
JULIO MONFORT
Cada día se aprende algo nuevo. Uno pensaba hasta ahora que las ramas de las Humanidades se referían básicamente a la filosofía, la literatura, la religión, la lingüística, la música, la antropología y las artes en mayúscula, que se supone siguen siendo siete. Tampoco existe constancia, por lo menos de momento, de que Erasmo de Rotterdam, padre del Humanismo europeo, se refiriese en sus escritos a los placeres culinarios o a la gastronomía de élite. Más bien fue al contrario. Pero resulta que no. Ahora parece que la degustación de media docena de gambas rojas de Denia, con sus precios prohibitivos para la mayoría, invita también a la reflexión filosófica, a la sociabilidad y al dialogante intercambio de opiniones e ideologías diversas, algo que mucha falta hace en este país desde hace años.
Por eso el más o menos exitoso Festival de las Humanidades decidió incluir en el programa de su tercera edición un capítulo dedicado a la gastronomía, con una interesante conversación, en la sesión del pasado viernes, entre el filósofo y escritor Javier Gomá, Premio Nacional de Ensayo en 2004, y el ilustre chef dianense Quique Dacosta, bastante más popular y más conocido que el pensador por las tres estrellas Michelín que atesora su establecimiento, con menús que oscilan desde el muy económico de 300 euros hasta los 4.000 del más pletórico. En definitiva, una diálogo entre salazones y vermut que se consideró de lo más ameno, sobre la belleza -de la comida, se entiende- y la “democratización” del buen gusto, que no está muy claro a qué se refiere.
Es que conviene recordar que lo de Ciudad Creativa de la Unesco es por la gastronomía, con lo cual todo lo demás gira en torno a ella. De hecho, un periódico de ámbito nacional, el de más tirada, tituló así en su edición del sábado el encuentro entre Gomá y Dacosta: “Dénia, la ciudad del pensamiento además de la gastronomía”. Francamente, es de agradecer que nuestra ciudad no solo sea conocida como destino de turismo de masas, o por las torturantes polémicas de bous a la mar o por la presencia en urbanizaciones y el consiguiente exterminio de los molestos jabalíes.
Además, nuestro benigno clima durante gran parte del año nos permite disfrutar, como si de un sueño se tratase, de un montón de eventos culturales en el exterior, en calles, plazas y parques, que de todo eso también hubo en el festival. Para los eventos de interior, en otoño e invierno, ya tenemos desde hace décadas la sala polivalente del Centro Social, donde igual que se imparten conferencias y se presentan libros se escenifican obras de teatro, se proyectan películas y se ofrecen conciertos, pese a unas limitaciones de todo tipo que tristemente poco tienen que ver con una ciudad tan humanística y con tanto pensamiento.
Después de la noticia anterior sobre el precio de la vivienda esto me parece.una tomadura a los jóvenes que necesitan una casa
¿Tan mal va lo de las Humanidades que tienen que traer al Dacosta con un Plato de gambas para ver si levantan interés?
O es al revés? Colar al Dacosta, con un plato de gambas en el Festival, para hacer publicidad subliminal de su Restaurante, que no le da tanto como para poder pagar personal y mantenimiento del sitio.
!!SI SEÑOR!! LO QUE HACEN ES INSULTAR NUESTRA INTELIGENCIA