Castillo de Dénia: operarios se cuelgan de las alturas de las murallas para liberarlas de enredaderas y cactus
- Prevén trabajos de aclaramiento en las pinadas de la fortaleza para que puedan desarrollarse especies autóctonas de arbolado como olivos, algarrobos o gingolers que no dañen los vestigios arqueológicos
- El municipio volverá a estar cerrado mañana viernes por trabajos de poda y tala de pinos muertos
En algunos lugares de Les Roques y del casco urbano de Dénia han despertado la curiosidad a lo largo de esta semana una serie de operarios que, desafiando a la gravedad, se hallaban encaramados a las alturas del Castillo. Su objetivo ha sido limpiar las murallas de este monumento milenario de cactus y enredaderas. Algunas de estas malas hierbas llevaban muchos años enganchadas a esos lienzos históricos. Y eso no es una buena idea para un patrimonio tan delicado. Los trabajadores que han realizado estas labores de retirada pertenecen a una empresa especializada.
De hecho son estos días de mucha faena en la fortaleza, que ya ha estado cerrada este jueves y volverá a estarlo mañana viernes, toda vez que también se está realizando la poda del arbolado y la tala de pinos muertos.
Las actuaciones en el monumento se iniciaron unas semanas atrás con el riego sobre las zonas que registraban acumulación de pinocha: esta última por cierto ya no se retira con el objetivo de conservar el máximo de humedad posible y mejorar la salud de los árboles, que andan muy perjudicados por la voraz sequía de estos tiempos. De hecho, muchos de ellos han adquirido un preocupante tono marrón.
Especies autóctonas
En este sentido, el Ayuntamiento de Dénia ha anunciado que para más tarde están previstas nuevas labores de saneamiento de las pinadas que permitan crecer a especies autóctonas mucho más resistentes a la sequía y que no afectan a los vestigios arqueológicos que en algunos casos datan del siglo XI. Los pinos que ahora se van a eliminar impedían desarrollarse a esas especies locales, como olivos, algarrobos o gingolers.
De hecho, en los últimos años se ha declarado una guerra a los pinos debido a que sus raíces ponían en peligro esos restos milenarios. Eso ha provocado que algunas zonas de la fortaleza perdieran sin embargo áreas de sombra. Ahora sin embargo se confía en que el crecimiento de esos árboles autóctonos mantenga en parte la filosofía de la fortaleza como zona verde sin dañar su patrimonio histórico.