📝JULIO MONFORT

El suicidio, con 3.952 caos en 2023 según la estadística oficial, sigue siendo en este país una lacra social, a la vez que pone en evidencia que la salud mental o emocional sigue siendo también la gran asignatura pendiente, por no decir olvidada, del sistema sanitario. La relación entre suicidio y problemas mentales no es ni mucho menos una regla de tres, pero es evidente que ese tipo patologías genera un riesgo muy alto. En Dénia y la Marina Alta, un paraíso climático, turístico y gastronómico, las cifras oficiales son muy escasas o casi nulas. También es una lacra poco visible, si bien la prevalencia es, sorprendentemente, superior a la de otras comarcas. En 2018, el digital Diario.es publicó: “La Marina Alta lidera la tasa de suicidios en la Comunitat Valenciana”, según el Observatorio Valenciano de Salud. las memorias de intervenciones de la Policía Local de Dénia, en 2020 se registraron 31 actuaciones por intentos de suicidio. En 2021 fueron 68, más del doble.

Si bien las causas de la tasa de suicidios son sin duda multifactoriales, una mezcla de elementos personales y sociales, el actual Ministerio de Sanidad tiene gran parte de razón cuando considera que en España existe un exceso de medicalización para tratar este tipo de problemas, con un desorbitante crecimiento desde la pandemia. . Nuestro país es líder en consumo de psicofármacos, 18 veces más, por ejemplo, que en Alemania, Las drogas químicas pueden ser un alivio a corto plazo. Pero a larga son como un parche que aminora síntomas pero que nunca llegan a curar. E incluso pueden ser,perjudiciales. Ese masivo consumo de psicofármacos trasluce por otra parte la enorme influencia de las multinacionales farmacéuticas en las políticas gubernamentales, creando una situación de dependencia. La pretensión de reducir el exceso de medicación que tanto favorece a los laboratorios requiere el inexcusable refuerzo de terapias de apoyo con las que se pueda aspirar a la curación, sin quedarse estancados en la cronificación. Pero esos refuerzos parecen seguir estando de momentos muy lejos. Y otro factor en el que incide el ministerio, la relación entre insalubridad mental y pobreza, resulta también evidente. Más del 80% de las personas diagnosticadas carecen de empleo. Así resulta muy difícil. Y si un empresario se aprovecha de las ventajas fiscales que ofrece la contratación de discapacitados, debería a su vez considerar las limitaciones de ese trabajador. Y una causa más es, sin duda, el falso estigma que aún agudiza más el sufrimiento y la exclusión, y del que muchos medios de comunicación son cómplices con el amarillismo informativo y noticias con poco rigor en el que el “parece ser que sufría” es una constante.

Un dato que sigue siendo significativo es, según las estadísticas, que pese a que las mujeres consumen más psicofármacos, el 74% de los suicidios consumados corresponde a hombres, Quizás sea esa herencia todavía latente del patriarcado y un machismo que también perjudica a los varones, esa necesidad de aparentar fortaleza, esa dificultad para pedir ayuda, para mostrarse vulnerables, aquello de que los hombres no lloran. La tendencia a generalizar que los hombres son los culpables de todos los males del Universo no es un buen camino. Podría pasar factura en las urnas, dando alas a opciones ultras que solo una minoría desea. De hecho es algo que ya está empezando a pasar. Y ya se sabe que el peor enemigo casi nunca está enfrente o detrás, si no más bien al lado.