Ricos en Calp
OPINIÓN
- "Hace 40 o 50 años, por estos lares, con los bancales a peseta y todo por hacer, muchos comenzaron a llenar el zurrón y en tan cansada labor persisten como si no existiese un mañana"
JOSÉ LUIS LURI PRIETO
Va acabándose el verano y llego a la conclusión de que, en Calp, para el próximo y a no tardar, vamos a necesitar un añadido de dos kilómetros de playa. No hay otra: habrá que estirarla para que siga arrastrándose por ella la gallina de las pelotas de oro.
Riqueza.
Aseguraba San Agustín, padre bereber de la Iglesia latina, que todo rico es un ladrón o es hijo de ladrones. Quizá sea un tanto excesivo el aserto del santón. Nunca he conocido en persona a un rico de solemnidad: filántropo, humanista o culto. Solo traté en mi entorno a individuos pastosos hasta por castigo, pero de calcetín con remiendo y garfio. Estos zoquetes habían dedicado su vida a llenar la billetera y poco más, convencidos ellos de que el mundo solo gira alrededor de sus mismísimos mondongos. Nada de tocárselos a dos manos: estos despabilados han vivido siempre con el músculo en tensión y el hocico levantado para no desaprovechar un ápice de la debilidad ajena.
Almas piadosas de manos largas, se rodearon siempre de amigos que no lo son, acaso de cómplices de sus correrías. Como insignes samaritanos hicieron patria, limosna y partido en las tenidas de su camarilla. Si derrochando simpatía me sentaba entonces a alternar con ellos en animada charla, el café lo pagaba yo, y al despiste se quedaban con las vueltas.
Hace 40 o 50 años, por estos lares, con los bancales a peseta y todo por hacer, muchos comenzaron a llenar el zurrón y en tan cansada labor persisten como si no existiese un mañana. Nadie ose jugar con el pan de sus hijos: rico que ha sido pobre, corazón de cobre, decían los antiguos.
Otra gallina les cantaría si debieran revalidar hoy sus hazañas comenzando desde cero. Si tuviesen que reescribir la historia medio siglo después bajo el señuelo del emprendimiento, el calvario del autónomo, la incertidumbre del comerciante o la soledad de quien se estrena por su cuenta. Qué descansada vida la que depende del político sueldo… Mucho ha cambiado el panorama. Se marcha el verano tan rápido como llega y la mitad de lo que sudaste se lo beberá el rico fisco, ese fisco ladrón que se lo gasta todo en carreteras, hospitales y escuelas del porvenir.