Memoria de Calp. José Tur, «García» (1901-1981), redero republicano: «La puerta del templo»
JOSE LUIS LURI
«En Calp había en guerra un cura, creo que, de Pego, que le decían El Cartorzet (1), que ya lo habían subido al camión de La Pepa un grupo de forasteros. Mi padre se enfrentó a los milicianos y él mismo bajó al cura del camión. Sucedió en la Plaza de España. Pues pusieron a mi padre una denuncia diciendo que él era quien lo había subido al camión. Hicieron de testigos a su favor Bernardo La Cooperativa [Sala Rodrigo], la tía Dionisia [Ausina Oliver], de la carnicería, y la tía Pepa Chocolate [Josefa Ferrer Perles]. Mis padres eran personas religiosas, se conocieron haciendo los siete domingos de Benissa, pero mi padre hizo promesa de no entrar más en un templo después de la actitud que tuvo la Iglesia en guerra. Iba a los entierros, pero no cruzaba la puerta. A mi padre lo acusaron de haber roto las lámparas de las Hijas de María, que estaban sobre la portalada de la iglesia, mi madre se enteró de la denuncia en el juzgado de Callosa, y mi padre le dijo que él se las había dado en custodia a la tía Isabel de Corrales [Isabel Barber Zaragoza] porque alguien las había arrancado e iban a destrozarlas». (María Tur Roselló (2), hija de José Tur Ortolá, Pepe García).
Los Tur Ortolá hunden sus profundas raíces humanas en Benissa y Calp, con una dedicación de generaciones a la vida agrícola y marinera de estos pueblos. Esta familia, conocida popularmente como los «García», o los «Romano» por su vertiente materna, cuenta con una notable historia de propiedad de tierras, en la Cometa de Calp y en especial en el paraje benissero de Fanádix, donde se encontraba la casa de campo familiar. Dentro del actual laberinto de la urbanización, como vestigio toponímico, reconocemos el denominado «camino de los García», que en realidad debería nombrarse «camino de los Romanos» por su origen. Esta vía, hoy asfaltada y jalonada por modernos chalets, conducía a las fincas de labranza de Juan Ortolá Maurí, Romano, a mediados del siglo XIX.
José Tur Ortolá, García, hijo de Pedro Tur García y María Ortolá Crespo, fue el mayor de sus tres hermanos: Pedro, Jaime y Francisco. Alejados de las labores del campo, estos jóvenes fueron propietarios de varios barcos de pesca junto a su padre: el Mateo Tomás —que fue el primer buque que siguió a otro que se fue a pique—, el Menesteo, el Carmen y alguno más. Nuestro protagonista, Pepe García, más allá de su dedicación a la política en tiempos de la república, destacó por su profesión de redero, un trabajo artesanal para el que se necesitaba destreza y habilidad. Su responsabilidad en la economía familiar se centró en los trabajos de las redes y en la administración de las barcas de pesca, a las que sus hermanos se dedicaron de forma exclusiva.
Cuenta su hijo, José Tur Roselló (3), redero como él y todavía empresario a sus 83 años, que Pepe García, tras cumplir el servicio militar, marchó a Cuba, donde se empleó como capataz en una hacienda de la isla. Allí conoció a quien sería su suegro, José Roselló, Pomero, de Benissa. Poco después, a su vuelta, contrajo nupcias con Clara Roselló Ivars. «Mi padre era un buen hombre que ayudó a todo el mundo y que lo daba todo» —afirma su hijo—. «Mi abuelo tenía sesenta hombres trabajando en las tierras, no faltaba ni el dinero ni el trabajo en la familia, y no creo que mi padre tuviera mucho interés por la política, pero entró en el ayuntamiento a instancias de su primo, Joaquín del Cura —Joaquín Tur Querol, alcalde republicano socialista durante la guerra— como responsable de abastos, y mi madre decía que hacían el reparto y que en su casa no entraba nada».
Pepe García formó parte de la gestora municipal que se creó nada más iniciada la guerra y que encabezó Vicente Mut Ballester. La reestructuración de los ayuntamientos, a partir del decreto del Ministerio de Gobernación de enero de 1937, dio lugar a la creación de los Consejos Municipales. El 3 de febrero de ese año, el ayuntamiento en pleno constituía el nuevo Consejo de Calp con la designación de cargos. Resultaron elegidos, como alcalde-presidente, Joaquín Tur Querol por la UGT, vicepresidente o primer teniente de alcalde, José Molines Ivars, por la CNT; vicepresidente 2º o segundo teniente de alcalde, Hermenegildo Buigues Vives, de Izquierda Republicana; tesorero, Juan Bolufer Ivars, del Partido Socialista; concejales o vocales, Miguel Mauri Escoda y Andrés Ortolá Avargues, de UGT; los canteros José Tur Ivars y Juan Tur Amorós, de la CNT, y José Tur Ortolá, de Unión Republicana (4). Entre estos cargos quedaron repartidas las distintas competencias de abastos, trabajo, orden público e instrucción pública (4).
«A mi padre, tras la guerra, lo encerraron tres veces por las denuncias de tres mujeres. Una de ellas acusó hasta veintidós veces a hombres de Calp. No diré su nombre porque la familia de hoy no tiene culpa de nada. Denuncias falsas. Las denuncias se presentaban en muchos casos para hacer méritos ante el nuevo régimen. Denuncias de gentes de izquierdas contra sus propios compañeros. Mi padre se dedicaba a abastos. Le imputaron que, cuando llegaba el camión a Calp con víveres, primero iba a su casa a descargar y lo que sobraba se repartía en el pueblo. No es cierto: el género iba directo a las tiendas de Bernardo [Sala Rodrigo] y Pepa Chocolate [Josefa Ferrer Perles]. Don Francisco Sendra, el cura, le pidió un día que lo subiese a Benissa. El cura apareció vestido con sotana y mi padre le pidió que se cambiase, que por seguridad de los dos no podía ir así. Don Francisco no quería cambiarse la sotana. Todavía denunciaron a mi padre asegurando que llevaba siempre una pistola encima. Eso no era verdad» (testimonio de María Tur Roselló).
El Consejo Municipal presidido por Joaquín Tur Querol, en sesión extraordinaria de 27 de abril de 1937, tuvo que adoptar medidas urgentes para intentar paliar los efectos de la escasez de víveres y productos básicos en la población. En primer plano se situó la problemática ocasionada por la mala gestión de los vales municipales: «La presente sesión tiene por objeto racionar los productos de primera necesidad y suprimir los vales para acabar de una vez con el vergonzoso abuso que con ellos han hecho personas de pocos escrúpulos». (5)
La especulación con los alimentos llevó a la corporación calpina a determinar en ese acto las raciones mínimas a consumir por adultos sanos, mayores de siete años. De esta forma se regularon, en gramos diarios: pan, 500; arroz, 200; azúcar, 25; bacalao, 50; fideos, 50; garbanzos, 50, y judías, 50. En gramos semanales: café, 30, y harina, 2.500. Este acuerdo municipal fue distribuido entre los comerciantes de la población con el apercibimiento de severas sanciones en caso de incumplimiento.
La falta de víveres y productos de primera necesidad, la sequía y el deficiente abastecimiento de agua potable, el creciente número de evacuados y refugiados en la villa, los alistamientos, que dejaban a las familias sin medios de subsistencia ni fuerza laboral, todos estos elementos fueron configurando un panorama al que no le faltó el añadido del temor que generaban las amenazas bélicas por mar y aire. Estos mínimos básicos de alimentación no se alcanzaban de ordinario por la carestía de los precios y la falta de suministros para una población de casi 3.000 habitantes, 400 de ellos, refugiados. Esta situación se agravó según se alargaba el conflicto y se volvió insostenible durante las semanas previas a su final.
José Tur Ortolá fue detenido en Calp el 12 de septiembre de 1939, acusado de «haber sido cargo público y estar complicado en sacrilegios y otros delitos durante el dominio rojo», imputaciones que no quedaron acreditadas en su proceso franquista. Dos días después de su detención, se presentó denuncia particular por una miembro de la FET local que le señaló como:
«presidente de Unión Republicana antes del Movimiento, delegado rojo de abastos, administraba el hambre contra las derechas; del comité directivo del frente popular y concejal del Ayuntamiento rojo. Fue de los que incendiaron el registro civil y los demás papeles del Juzgado y del Ayuntamiento, aventando los papeles según decía para que se quemasen bien. Era un cabecilla rojo significado». (6)
Pasó a disposición del Juzgado Militar de Callosa d’en Sarrià. Ingresó en el campo de concentración de Dénia el 14 de septiembre de 1939 y salió en libertad condicional el 10 de enero de 1940. De nuevo fue preso el 10 de abril de 1942 por hechos posteriores a la Guerra Civil, fecha en que ingresó en el Reformatorio de Alicante desde la Comandancia de la Guardia Civil. Un consejo de guerra celebrado el 25 de junio de 1942 lo condenó a 6 años y 1 día de prisión mayor por auxilio a la rebelión; según la sentencia:
«José Tur Ortolá, que a raíz de las elecciones del 14 de febrero de 1936 fue nombrado concejal del Ayuntamiento de Calpe, cargo que desempeñó hasta poco tiempo después del Glorioso Movimiento Nacional. Que fue Delegado de Abastos durante el período marxista; que tanto en cuanto él desempeñó el cargo de Concejal se produjo en Calpe la quema de la Iglesia e imágenes sagradas, así como las detenciones de varios elementos de derechas, entre ellas las de don Francisco Zaragoza Tur y la de don Miguel Roselló Ivars [...] resulta que el Ayuntamiento cuando esos hechos ocurrieron, estaba disminuido en su autoridad por el comité revolucionario que era el que disponía en todas las órdenes que se relacionaban en la vida de Calpe».
La sentencia, de forma tácita, reconocía la no participación de Pepe García en actos violentos contras las personas y las cosas. Estuvo preso 2 años, 11 meses y 3 días, y quedó en libertad el 23 de enero de 1944. Otro consejo de guerra, celebrado en Alicante el 20 de diciembre del mismo año, lo condenó a otros 6 meses y 1 día de prisión por delitos contra la seguridad del Estado. Según la sentencia, ya había sido condenado en un anterior consejo de guerra, y en un registro le fueron encontrados una copia manuscrita de un discurso de Indalecio Prieto, recortes de prensa y una foto de Azaña, propaganda anglófila y abundante documentación marxista.
José Tur Ortolá, recuperada la libertad, retornó a su vida particular y continuó su labor como redero hasta su jubilación a principio de los años sesenta. Durante este tiempo gozó del respeto de sus convecinos. Este reconocimiento tuvo su eco fuera de nuestras fronteras y, por ello, fue nombrado caballero de la Orden de la Lealtad a la República Española el 9 de junio de 1977, con la firma desde París del presidente de la República en el exilio.
NOTAS
(1). Joan Josep Cardona identifica a este personaje, que fue vicario en Benissa y nacido en Parcent. Se trata de José Mora Poquet. Narra Cardona: «El Cartorzet era un cura de misa y olla que entró en religión igual que pudo haber sido labrador. Era un hombre campechano y rústico, jugador de pelota, que años más tarde fue trasladado a Pego». José Mora vivía en Benissa junto a su hermana Joaquina.
(2). Entrevista a María Tur Roselló del 21/12/2021.
(3). Entrevista a José Tur Roselló del 22/8/2024.
(4). Unión Republicana fue un partido político español fundado en 1934 por Diego Martínez Barrio, tras una escisión del Partido Radical. Se posicionó como una fuerza de izquierda republicana moderada, defendiendo la democracia, las reformas progresistas y el sistema republicano. Formó parte del Frente Popular que ganó las elecciones de 1936 y apoyó al bando republicano durante la Guerra Civil Española. El partido fue disuelto tras la victoria franquista en 1939 y no volvió a tener un papel significativo en la política española.
(5). AMAC, libro de actas municipales, sesión de 27/4/1937, fol. 25-26.
(6). AGHD, sumario 4.263, caja 15.946/6. fol.12.
Mi tía abuela Angelita Perles Tur «Morriña» estaba casada con Francisco Tur Ortolá «García». Recuerdo ir a verlos de niño a la casa de la Fustera, en el camino de los García. Entonces solo existía aquella casa en esas tierras hoy llena de chalets. Gracias a José Luis Luri por traernos unos recuerdos que hubieran desaparecido de no ser por él.
Que bueno, poder saber más de mi familia ( abuelo y sus hermanos). Conocía esa historia pero no tan detallada. Gracias