Cementerio de Calp: cuando cambiar el párrafo de una ordenanza mejora la vida pero las fosas comunes siguen acechando
CONTRACRÓNICA
ARTURO RUIZ
- Todos los partidos aprueban una propuesta para evitar que haya personas enterradas lejos de sus familiares mientras todos los partidos se acuerdan pero no hablan del caso del desalojo exprés
«Es un tema de extraordinaria sensibilidad» dijo la alcaldesa de Calp, Ana Sala (Somos Calpe), refiriéndose a la modificación de la ordenanza del cementerio que este martes aprobó el pleno de este municipio por unanimidad. Y sí que es sensible, sí. Sala se refería sobre todo a esos momentos tan duros a los que se enfrenta una familia cuando ha de inhumar a un ser querido y se «producen situaciones muy complicadas que hasta ahora no habíamos podido solucionar porque la ordenanza no lo permitía».
Ahora ya sí. El principal cambio en esa normativa es que ya se podrá enterrar en el camposanto a personas que, aunque no se hallen empadronadas en Calp, tengan familiares en el municipio hasta en un sexto grado de parentesco. En el pasado eso causó dramas: finados que se veían obligados a pasar su eternidad lejos de la gente a la que habían querido en vida, lejos del nicho familiar.
Es por eso que el socialista Marco Bittner, que es el edil del Parque del Descanso Eterno (así, con mayúsculas, porque es el poético nombre que tiene la concejalía de Cementerios) dijo que se había dado un gran paso: «Era un problema que veníamos arrastrando desde hace tiempo y cambiando un solo párrafo de la normativa mejoramos la vida de la gente y actuamos desde la humanidad».
«Son de estas cosas que te llevas con orgullo cuando acaba el mandato», agregó Bittner, que era una forma de decir que a veces los políticos sí son capaces de realizar esas pequeñas cosas que ayudan de verdad a sus votantes.
Claro que a lo largo de los últimos años han habido muchas otras cosas que han provocado que el cementerio de Calp fuera el más sensible de todos los cementerios: por la atmósfera del pleno podía sentirse flotando sin que nadie lo nombrara el caso del exconcejal del PP Bernardo Moll, anterior responsable de ese parque del eterno descanso, y autor del llamado desalojo exprés.
Como todo el mundo sabe, Moll fue condenado por ordenar la exhumación del ciudadano alemán Wilhelm Klatt, fallecido en 1973, y arrojar sus restos a una fosa común para inhumar en su lugar a la abuela de un funcionario. Este último, jefe municipal de recursos humanos, también ha sido condenado.
Sin embargo en el pleno nadie habló sobre esa sentencia. El gobierno local (Somos Calpe, PSOE y Compromís) no quiso hacer sangre. Ni abrirse vías de diferencias internas. Mientras el PP, partido al que pertenecía Moll y que normalmente es muy crítico en cada pleno de Calp, se mostró manso. Mansísimo. Para evitar que cualquier herida pudiera sangrar.
Así, el PP aprobó los nuevos cambios en el cementerio cuando normalmente no le aprueba casi nada al ejecutivo. Además, su nuevo portavoz, Miguel Crespo, aplaudió la medida con cierto entusiasmo: «Es un tema sensible con connotaciones humanas y apoyaremos lo que sirva para mejorar el servicio que podemos dar en momentos tan difíciles». Y lo apoyaron.
En el pasado, otros fallecidos como Klatt ya no podrán beneficiarse de ese cambio de sensibilidad del PP en el asunto.
Crespo es el nuevo portavoz popular porque el anterior, el diputado y exalcalde César Sánchez, dijo él que ya no podía serlo porque le coincide con las sesiones del Congreso, aunque lo cierto es que ayer sí estuvo en el pleno. Eso sí, no intervino en una cuestión por la que no mostró interés en exceso: él fue quien nombró a Moll guardián del parque eterno.
La fosa común sigue estando ahí
Ahora bien la inquietante expresión fosa común sí salió a colación. Fue cuando el portavoz de Defendamos Calpe, Paco Quiles, que también votó a favor, sugirió sin embargo una serie de mejoras a la nueva ordenanza en un tono tan constructivo que por una vez –y eso es noticia de portada– no tuvo ninguna brega con el portavoz del gobierno local, Ximo Perles.
Quiles se mostró preocupado porque las personas que ahora se entierren podrán permanecer en el nicho veinte años prorrogables a otros veinte «pero luego irán a parar a una fosa común». A su juicio eso es un poco injusto porque priman los derechos de las personas que acaban de fallecer sobre los de aquellas que murieron hace más tiempo, y que ya no podrían seguir ocupando su tumba.
Como solución propuso que se permita a los familiares ejercer un derecho de tanteo para mantener el nicho más tiempo a sus finados siempre que se pague la correspondiente tasa. Eso fue algo que nadie (según sentencia judicial aún recurrible) le permitió hacer al citado ciudadano alemán pese a que (según la sentencia) este último tenía una concesión de 99 años.
El portavoz de Defendamos Calpe hizo una segunda propuesta: dijo que podía darse el caso de personas que, tras haberse pasado toda la vida empadronadas en esta localidad, en los últimos años de su vida se hubieran a vivir a otro lugar sin que ya les quedaran aquí familiares: al morir no podrían ser enterrados en Calp . Esa también sería una cuestión a corregir.
Como tantas otras. En la vida y en la muerte.