Cómo ha cambiado desde 1929 el prestigio de los Bous a la Mar de Dénia: de obra de arte o atracción turística a… ¿tortura?
- Durante décadas, el polémico festejo cuyas fotos más antiguas se remontan a un siglo suscitó la admiración de muchos artistas y la crítica de alguno
- Sirvió como enganche para atraer más turistas en postales del franquismo y la democracia: la declaración de fiesta de interés turístico nacional se produce en una fecha tan moderna como 1993
- En las última Festa Major, mientras la plaza se llenaba como siempre, ha seguido la campaña de desprestigio y la solución del ayuntamiento no ha contentado a las opiniones más antagónicas
1973. La Fundación Juan March le concede a Cristina García Rodero (Puertollano, 1949), en la actualidad una de las grandes fotógrafas de este país, una beca con la que compra su primer equipo y recorre durante un año los pueblos de España con el fin de documentar y preservar sus fiestas, ceremonias, ritos o tradiciones.
Lo que pretendía la artista es «hacer eterna el alma misteriosa, verdadera, mágica, con su rabia y dolor, de la España popular para que no caiga en el olvido». En este 2024 en el que se cumplen 50 años de aquella beca, una exposición llamada Cristina García Rodero. España oculta recupera aquellas fotos convirtiéndose en uno de los grandes acontecimientos culturales del año: ahora mismo está expuesta en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Pues bien, lo que nos importa aquí es que entre las 158 fotografías que componen la serie una de ellas, tomada a mediados de aquella década de 1970, pertenece a la de los Bous a la Mar de Dénia. Es un gran ejemplo de cómo durante muchos años los Bous a la Mar inspiraron obras de arte. Hay más casos: por ejemplo un famoso dibujo que le dedicó un pintor y paisajístico tan notable como Pérezgil (José Pérez Gil, 1918-1998).
Fotógrafos, pintores, dibujantes o cineastas vieron pues algo bello en este festejo taurino, lo consideraron un rito que merecía la pena conservar porque pertenecía a la identidad secular de Dénia: a su memoria más atávica.
De hecho, esta historia podría haber comenzado mucho antes. Por ejemplo, en 1749, la fecha en la que Roc Chabàs fija el origen de las corridas de toros en Dénia aún en el interior del municipio, lejos del mar.
O podría haberlo hecho en 1929, cuando se publica un reportaje muy gráfico en La Estampa, una de las revistas nacionales que moderniza el periodismo gráfico español de actualidad, bajo un título que entonces debió causar furor: Una corrida de toros en el agua. Es una de las primeras ocasiones en que los Bous a la Mar se proyectan hacia el exterior. La fiesta había nacido junto a la dársena recién construida en aquella misma década de 1920, con el mar como elemento elemento diferenciador por primera vez.
Las imágenes del reportaje de La Estampa
Presumiendo durante décadas
Lógicamente la fotógrafa Cristina García Rodero de la que hablábamos antes es una artista y puede llamarle como quiera a su obra de arte. En este caso España oculta. Pero los Bous a la Mar nunca se ocultaron. Al contrario, se mostraron con orgullo: el número de fotografías que retratan las sesiones en el puerto de Dénia a lo largo de las siguientes décadas del siglo XX son incontables.
En 1963, se instaló por primera vez de una plaza metálica, con un revolucionario sistema de desmontaje. Y en aquella época los Bous a la Mar se convirtieron también en reclamo turístico: sus imágenes protagonizan numerosas postales. La mezcla entre la tradición taurina y la modernidad de una ciudad que comenzaba a construir urbanizaciones y apartamentos le iba muy bien al concepto de apertura turística que propugnaba el tardofranquismo.
Album fotográfico entre 1950 y 1980
*Agradecimiento especial al grupo Dénia Antiga. La firma de las fotos alude a las personas que las difundieron
Una fecha clave ya en la modernidad
No obstante, la tradición gozó de la misma buena salud con la llegada de la Transición y la Democracia. De hecho, decir que los Bous a la Mar son Fiesta de Interés Turístico Nacional puede sonar muy antiguo, pero tal declaración por parte del Gobierno de Madrid se obtuvo en una fecha ya tan instalada en la modernidad como junio de 1993: en Dénia gobernaba entonces un gabinete con sesgos progresistas cuyo alcalde era Sebastià Garcia, del Bloc (actual Compromís), y cuya concejalía de Fiestas ostentaba Paco Carrió, un centrista que luego pasaría al PSOE.
El semanario Canfali dedicó a aquella noticia histórica del 93 una portada a cinco columnas, con unas declaraciones de Garcia en la que subraya que esa declaración «contribuirá a que haya más visitantes y a que las fiestas tengan más eco». Son palabras reveladoras porque entonces nadie hablaba de dos cosas que hoy, tres décadas después, colman las portadas periodísticas: la primera, la masificación turística (ahora hasta el empresariado coincide en que no hacen falta más visitantes sino que los que ya llenan Dénia se encuentren una ciudad más amable y sostenible).
Y la segunda: nadie (o casi nadie) hablaba del maltrato animal.
Cuándo empezó a cambiar todo
A lo largo del siglo XX apenas hubo voces que denunciaran que los Bous a la Mar maltrataban a los toros. Tan solo alguna que otra excepción: es verdad que en el documental Lejos de los árboles, realizado por Jacinto Esteva entre 1963 y 1969, y censurado por el franquismo debido a su tono muy alejado del folclore del régimen, se argumentaba que «el toro pierde su sentido mítico y sirve solo para un simple juego». Es otra visión artística muy lejana a la admiración que el acontecimiento había despertado en la cámara de García Rodero.
[VÍDEO] Una visión crítica de los Bous a la Mar de Dénia en una película censurada por el franquismo
Pero en realidad las críticas animalistas no arrancan hasta el siglo actual. Y en un primer momento no tienen el principal punto de mira en el evento celebrado en el puerto de Dénia sino en otras modalidades taurinas más agresivas de otras poblaciones como el bou embolat, que fue paulatinamente prohibido por muchos municipios de la Marina Alta desde principios de la pasada década.
También desde entonces, comenzaron a crecer al principio lentamente y después con más vigor las críticas de sectores de la sociedad civil a los Bous a la Mar: de gente de Dénia y de asociaciones muchas veces ajenas a la ciudad. Pero durante todo ese tiempo, los partidos políticos locales cerraron filas: ediles pertenecientes a las dos formaciones que todavía hoy gobiernan el municipio, PSPV y Compromís, aseguraron con frecuencia que en los Bous a la Mar no existía maltrato .
Todo cambió en 2023: aunque ya con anterioridad habían muerto toros, el ahogamiento de una res el año pasado suscitó una auténtica repulsa ya no solo nacional sino incluso internacional porque los tiempos habían cambiado mucho. Medios de comunicación de todo el Estado clamaron contra la fiesta. Es posible que nunca se haya hablado tan mal de Dénia.
Dénia, objeto de las críticas animalistas de todo el país tras la muerte de un toro
Y por fin el ejecutivo cambió de criterio.
El actual concejal de Fiestas, el socialista Raúl García de la Reina, tomó hace unos meses una decisión sin precedentes en más de un siglo: reducir a la mitad la celebración de las sesiones taurinas suprimiendo las del mediodía debido a las altas temperaturas provocadas por el cambio climático pero también por criterios de «bienestar animal».
Aunque en un principio las asociaciones animalistas aplaudieron la decisión al considerarla un paso importante, la campaña (externa e interna) contra los Bous se ha prolongado, aunque con menos intensidad (no ha habido ningún incidente grave), durante la Festa Major de este año en la que por primera vez se aplicó la medida anunciada por De la Reina. Medios nacionales volvieron a hacerse eco de eso.
Y desde el lado contrario, las peñas taurinas de Dénia han acusado al gobierno local de «desprecio sin precedente». Durante estas fiestas, la plaza (por cierto, que también era nueva como lo fue la de 1963) se ha seguido llenando. Como toda la vida.
Cara y cruz
¿No hay solución?
El problema de fondo es que la solución del actual gobierno local se queda a medio camino de casi todo: si las reses sufren van a seguir haciéndolo aunque las sesiones se reduzcan, con lo que lo más lógico para los defensores de que sí existe maltrato es la abolición total. Mientras, quienes defienden lo contrario lo que exigen en nombre de la tradición es que vuelva a recuperarse el número total de sesiones. PP y Vox abogan por esto último.
Lo que está claro es que no existe ningún punto de encuentro entre detractores y defensores de los Bous. La Festa Major que concluyó hace justo ahora una semana lega esta última enseñanza. Así que las reflexiones sobre la fiesta ya no volverán a ser tan placenteras como aún lo eran en 1993, cuando se brindó por aquel título de Fiesta de Interés Turístico Nacional. Aquello aún era otro siglo.
¿Animalistas valencianos? ¡Ja, ja, ja! Aquí en Dénia no había ningún animalista hasta 2015, no señores. Ningún valenciano en Dénia pudo organizar ninguna protesta contra el festejo de “bous a la mar” porque nadie quería meterse con algún amigo fanático del festejo. De ese tema no se hablaba para no crear enemistades o peleas. Pero gracias a una extranjera que tenía más valor, algunos dianenses empezaron a darse cuenta de que el festejo causaba perjuicio a los animales. Los animalistas que apoyan son mayoría de otras ciudades y muchos extranjeros. Los dianenses que están en contra pero no apoyan en las protestas son coaccionados por algún familiar o amigo fiestero, por eso si tuviera que votar, la mayoría votaría un SÍ por el fin del festejo. Debemos pasar página, ese festejo ya pasó de época. Yo apoyo y soy dianense, no callo porque nadie manda en mí. Aquí en España la mayoría somos sumisos de la ignorancia y manipulación política. Hay quien mira el futuro con más justicia que los demás y no siempre son españoles, debemos dejar nuestro orgullo y ser más humildes para aceptar que nos faltan neuronas.
Los españoles siempre queremos estar por encima de los demás, incluso si eso significa pisar a los demás. Nos falta sentido moral coherencia razón y decencia.
que hagan varias peñas y se empujen los unos a los otros a la mar…. cobardes ya podrán todos contra un pobre novillo.