¿Existe la megarexia? No; existe el “obeso fuerte”
NICO HAROS, DIETISTA NUTRICIONISTA.
La megarexia es un término que ha aparecido esporádicamente en discusiones sobre trastornos alimentarios, pero no cuenta con reconocimiento oficial. Este término fue acuñado por el autor Jaime Brugos hace aproximadamente 20 años para describir una condición en la que las personas con sobrepeso severo se perciben a sí mismas como saludables o incluso atléticas. Similar de manera inversa a la dismorfia corporal en el otro extremo del espectro, la anorexia nerviosa.
A pesar de su presencia en debates informales y algunas publicaciones no científicas, la megarexia no ha sido reconocida por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) ni por ningún organismo sanitario oficial, como un trastorno cognitivo legítimo. La falta de estudios rigurosos y la carencia de criterios diagnósticos claros contribuyen a esta ausencia de reconocimiento oficial. En definitiva, si no se reconoce es porque no existen tales casos.
Experiencia clínica y observaciones en gimnasios
En mis 12 años de práctica clínica como dietista-nutricionista no he encontrado un perfil que se ajuste a la descripción de la megarexia. Sin embargo, mi experiencia como usuario regular de gimnasios y como entrenador personal, me ha llevado a observar un fenómeno que podría ser visto como un primo lejano de la megarexia: el perfil del “obeso fuerte”. El divulgador nutricionista brasileño Felipe Donato, llama a este perfil el “fordo”, un juego de palabra entre ‘fuerte’ y ‘gordo’.
Por su parte el prestigioso entrenador personal dianense, Arturo González Luis, con más de 30 años de experiencia ejerciendo como preparador físico, al abordar este asunto, añade un caso más, muy identificable: “hay gente que no sufre su obesidad y que se siente a gusto con esa masa. Quizá este sea otro tema, pero también ves a muchos hombres en los gimnasios que no llegan a ser obesos pero que están muy tapados y siempre en "volumen". Es el típico "corpulento fuerte" que no quiere estar seco porque sabe que perderá mucho volumen si estuviera definido, además, no le gusta hacer dieta; come sin medida. Para mí, este tipo de tíos son todos unos paquetes que van de cachas. Su físico no vale nada, ni tampoco se puede valorar su calidad, porque para eso habría que estar en un 10% de grasa.”
‘Obeso fuerte’, parecido a la megarexia, pero no igual
Por su parte el ‘obeso fuerte’, un perfil a menudo con obesidad mórbida, no busca activamente reducir su peso. Al contrario, encuentra satisfacción en el entrenamiento de fuerza adherido a un aumento constante de peso, sin importarle que sea más graso que muscular. No es que se auto perciba como culturista o atleta fitness; es consciente de su condición de obesidad con una cantidad significativa de músculo. Para el ‘obeso fuerte’, pesar entre 120 y 200 kilos, con una mayoría de este peso proveniente de grasa, le da una sensación de grandeza y bienestar. Es un fenómeno interesante porque combina la presencia de una gran cantidad de grasa corporal con una dedicación al levantamiento de pesas. Muchas veces, este perfil se da incluso en competidores de la disciplina llamada powerlifting.
“Obeso fuerte” + egolifting = cóctel peligroso
Estas personas a menudo cargan grandes pesos en el gimnasio, en una práctica que se conoce como egolifting. El egolifting se refiere a la tendencia de levantar más peso del que se puede manejar con buena técnica, motivados más por la autoestima y la apariencia de fuerza que por la seguridad o el progreso físico adecuado. Los ‘egolifters, obesos fuertes’, cargan grandes pesos sin miedo a las lesiones, buscando mejorar su autoestima a través de la percepción de fuerza y tamaño corporal. Este comportamiento puede tener consecuencias negativas, incluyendo un alto riesgo de lesiones. La paradoja es que, aunque estas personas están mejorando su fuerza, la presencia de una obesidad mórbida sigue siendo un riesgo significativo para su salud general. Estos individuos no sufren una distorsión de la imagen corporal en el sentido clásico. Están conscientes de su obesidad, pero la aceptan e incluso la celebran debido al aumento de masa muscular que logran a través del entrenamiento de fuerza. Sin embargo, esta aceptación no aborda los riesgos de salud asociados con la obesidad mórbida.
Riesgos que asume el ‘obeso fuerte egolifter’
El enfoque erróneo del ‘obeso fuerte, egolifter’ puede conducir a problemas de salud muy serios. En primer lugar, la combinación de obesidad mórbida y levantamiento de pesas excesivo, sin la supervisión adecuada, unido a una alimentación descontrolada e hipercalórica, puede aumentar significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares. La obesidad contribuye a la hipertensión (presión arterial alta) debido al aumento del volumen hemático y la mayor resistencia en los vasos sanguíneos. Además, el esfuerzo físico intenso, sin una técnica pulida y con pesos excesivos, puede agravar esta condición, poniendo una carga adicional sobre el corazón, arterias y capilares, lo que puede llevar a problemas como arteriosclerosis y eventualmente insuficiencia cardíaca. El estrés continuo en las articulaciones y los músculos debido al egolifting puede resultar en lesiones crónicas, como desgarros musculares, lesiones en los ligamentos y daño articular. La obesidad también está asociada con un mayor riesgo de diabetes tipo 2, apnea del sueño y ciertos tipos de cáncer. Ignorar estos riesgos y no abordar la obesidad desde una perspectiva integral de salud puede llevar a un deterioro significativo de la calidad de vida y a complicaciones graves a largo plazo.
Uso del ejercicio para revertir la obesidad
Es crucial enfatizar la importancia de utilizar el ejercicio, no como una forma de compensar o incluso incentivar la ingesta excesiva de alimentos, como es el caso del “obeso fuerte”, sino como una herramienta para revertir la obesidad y mejorar la salud general. El ejercicio debe ser parte de un enfoque integral que incluya una dieta equilibrada, cambios en el estilo de vida y, en muchos casos, apoyo psicológico.
Para aquellos que se encuentran en el perfil del “obeso fuerte”, es fundamental entender que aunque el entrenamiento de fuerza es beneficioso, no debe ser visto únicamente como un camino hacia la mejora de la autoestima. El control del peso, la mejora de la composición corporal y la reducción del riesgo de enfermedades crónicas deben ser objetivos primordiales.
Conclusión
La megarexia, tal como fue acuñada, hasta la fecha, no ha sido reconocida oficialmente como un trastorno por las principales autoridades en psicología y psiquiatría, como la American Psychiatric Association (APA) o la World Health Organization (WHO). Sin embargo, la observación de perfiles como el “obeso fuerte” en gimnasios, destaca la necesidad de comprender mejor cómo las personas con obesidad perciben y gestionan su cuerpo. El uso del ejercicio debe ser un componente clave en la lucha contra la obesidad, pero debe estar acompañado por una comprensión y manejo adecuados de la dieta y la salud mental. Al final del día, la meta debería ser una vida más saludable y equilibrada, no solo una apariencia de volumen en el espejo del gimnasio.
Para aquellos que buscan transformar su salud y bienestar, es vital trabajar con profesionales capacitados que puedan guiar a través de un enfoque integral y basado en la evidencia. Solo así podemos asegurar que el esfuerzo invertido en el gimnasio y en la cocina contribuya realmente a una mejor calidad de vida.
NICO HAROS
-Dietista-Nutricionista
-Máster en Nutrigenómica y Epidemiología Nutricional (UNIR)
-Máster profesorado de Secundaria (UCAVILA)
-Técnico de Actividades Físico Deportivas
-Col: CV00471
-Dirección consulta: C/ Gonzalo Ortolà 12, Ondara
-Dirección web: www.nicoharos.com
-Mail: nico@nicoharos.com
-RRSS: @nicoharos
-Citas: 620 143 319
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