Diversidad funcional y derechos sexuales, también en Dénia
OPINIÓN
JULIO MONFORT
En la edición de los Goya de 2023 el actor Telmo Irureta, ganador del premio al mejor intérprete revelación por su papel en “La conspiración de la primavera” recibió una de las ovaciones más intensas de la noche cuando afirmó desde el escenario: “Los discapacitados también existimos y también follamos”. La película trata precisamente sobre la relación entre un hombre con discapacidad o diversidad funcional con una asistente sexual que percibe una retribución económica por su trabajo. Ahora, casi año y medio después, esa reivindicación ha llegado también a Dénia a través de la Concejalía de Igualdad y más concretamente de Mar Dalmau, una mujer de 51 años con diversidad funcional, integrada en la asociación Condenados al Bordillo, que junto al presidente de esa entidad, Jimmy Higueras, expuso su punto de vista: “Nacemos como seres sexuales, eso es biología pura y nadie lo puede negar, además es un instinto básico que se desarrolla a lo largo de nuestra vida en mayor o en menor intensidad, cada cual la vive como quiere o como puede”. Aunque lo expresó de forma diferente, su mensaje en la Biblioteca Pública es similar al de Telmo Irureta en los Goya.
El problema de la asistencia o acompañamiento sexual a personas con cualquier tipo de diversidad funcional mediante una retribución económica radica en que esa actividad carece aquí, a diferencia de otros países europeos, de una regulación legal. Sin embargo, desde hace años existen asociaciones que impulsan esa asistencia con apoyo de organismos oficiales. La más próxima a la Marina Alta, Sexualidad Funcional, que se encuentra en Valencia. Esta asociación ofrece talleres en los que se incluye la pornografía educativa, asesoramiento sexológico, masajes eróticos y tántricos, y acompañamiento íntimo. La entidad sustituye el concepto “asistente sexual” por el de “acompañante íntimo”, ofreciendo a su vez cursos de formación para quienes desarrollen esa labor de forma pactada y consensuada, “con prácticas más asociadas a lo afectivo y a lo sensual que a los estrictamente sexual”. La entidad cuenta con el respaldo de la Generalitat y del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad.
Algunos sectores sociales consideran que esa asistencia íntima a personas que difícilmente pueden acceder a una vida sexual de otra forma constituye una “apología de la prostitución”. Cabe recordar que el debate sobre abolición o legalización de la prostitución sigue todavía abierto, incluso entre las diferentes corrientes del movimiento feminista. Pero en lo que se refiere a la diversidad funcional que en este país afecta a millones de personas, resulta difícil, incluso carente de sensibilidad humana, la negación legal de ese tipo de asistencia. Lo que hizo Mar Dalmau en Dénia no solo demuestra una enorme valentía. Puso el dedo en una yaga que escuece a mucha gente y que requiere a la mayor brevedad una respuesta jurídica, obviamente favorable, sin ambigüedades ni electoralismos.