Un rally deja aislado de nuevo a la Vall d’Alcalà en pleno fin de semana: «Estamos hartos»
- La prueba automovilística provoca cancelaciones en restaurantes y casas rurales y que los vecinos no puedan ni entrar ni salir de su propia localidad
- «Con los problemas que tenemos de despoblación y abandono, esto es lo último que necesitamos, creen que somos un circuito de carreras», clama el alcalde
El cartel que enseña la imagen superior no deja lugar a ninguna duda: durante casi cinco horas del pasado sábado esta carretera de acceso a la Vall d’Alcalà permaneció cortada. La causa, la celebración del XVIII Rally automovilístico Ciutat de Gandia, que transcurrió en parte por ese municipio, al que no se podía entrar ni salir.
La población quedó aislada justo en el tramo horario –entre las doce del mediodía y la primera hora de la tarde- en el que llega hasta allí la clientela de hoteles, casas rurales y restaurantes. Así que se cancelaron reservas. Los perjuicios económicos fueron altos tanto en la Vall d’Alcalà como en Margarida, según denunció a este periódico el alcalde del primero de esos municipios, el socialista Pablo Martínez. Y es que estos núcleos, amenazados por la despoblación y el abandono, viven prácticamente del fin de semana.
Pero ya no son solo hubo consecuencias para el bolsillo. También, trastornos sociales: los vecinos de la Vall d'Alcalà no podían entrar ni salir tampoco de su propio pueblo. Ni recibir familiares de otros lugares ni ir a verlos. Su día a día se convirtió en un «quebradero de cabeza».
Si bien es verdad que los dos accesos a la Vall d'Alcalà se clausuraron en horas diferentes, el itinerario alternativo por la Vall de Seta cuando la carretera principal estaba cortada resulta mucho más largo: «Hay personas que llamaron a la casa rural que tenían reservada para preguntar angustiadas por dónde podían venir y el propietario no sabía qué decirles, los vecinos nos han transmitido su enfado, estamos hartos», esgrimió el alcalde.
Cuando conviertes un pueblo ajeno en un circuito de carreras
Y no es la primera vez que ocurre. Ya en el pasado más reciente, pruebas automovilísticas, ciclistas o motociclistas causaron en la Vall d'Alcalà otros fines de semana para olvidar. Martínez mostró su preocupación porque otras ciudades estén utilizando les Valls de la Marina como una especie de gran circuito de carreras. «Creen que estos pueblos son su cortijo, el escenario ideal de sus espectáculos y eso es tener muy poca consideración».
El alcalde agregó que «lo lógico es que si un evento automovilístico lleva el nombre de una población, como era este caso, se celebre en su propio término municipal, no que nos vengan a molestar a los demás». Y por si fuera poco, los organizadores de esos acontecimientos no pactan su celebración con los municipios afectados, simplemente los imponen. «Nos comunican cuándo se va a cortar la carretera y ya a está».
Martínez matiza que no está ni muchos menos en contra de acoger eventos deportivos y que de hecho está preparando una prueba ciclista. Pero sí reclama que los ayuntamientos tengan voz en su organización: «Esto en las grandes ciudades no ocurre», denuncia para subrayar la gran marginación de los núcleos menos poblados: «Lo que necesitamos es que nos ayuden, no que nos hagan esto».
Aunque la Vall d’Alcalà fue la localidad más afectada, el rally del sábado también provocó trastornos en el resto de les Valls: de hecho, tras salir de Gandia, el circuito transitaba por la Vall de Gallinera y Vall d’Ebo, además de por otras localidades de la Marina Alta ya sin tantas complicaciones viarias. La prueba sumaba 400 kilómetros de recorrido, de los que 130 eran cronometrados, y en él tomaron parte 52 vehículos además de la caravana de la seguridad.
Y en cambio carreras a pie, no
Se producen agravios comparativos: cuando el consistorio de la Vall d’Alcalà intentó organizar una carrera a pie «desde Tráfico no nos la autorizaron porque simplemente los corredores atravesaban la carretera. Es difícil de entender», continúa el alcalde.
Podrá decirse que pruebas como el del rally de Gandia atraen a a potenciales clientes en las casas rurales o la hostelería. Sin embargo es al contrario: «Se quedan a comer en la montaña o en la carretera un bocadillo, no entran aquí, así que no vienen más clientes, nos quitan los que tenemos», concluyó Martínez.
Muy acertados los planteamientos. Ya lo explicaba bien una pintada certera que habia antiguamente a la salida de Benissa hacia Pinos: LOS RALLYES A MADRIt !!!!