Paloma Martos, descendiente de los Feliu benisseros y los Císcar de Oliva, presenta su «Geometría de la Soledad» en Gata
ENTREVISTA
- «Al escribir sobre esos antepasados, desconocidos totalmente en principio, al adentrarme en sus vidas, he buscado, he encontrado algo que tenía que ver conmigo. Quizás lo más válido sea el darse cuenta de qué poco hemos cambiado en lo esencial»
JOSE LUIS LURI
El próximo viernes, 10 de mayo, en la Biblioteca Municipal de Gata de Gorgos y a las 19 horas, la escritora Paloma Martos presenta su novela Geometría de la soledad, obra publicada por la editorial Ópera Prima. Seis años ha precisado esta autora de cuna madrileña para ofrecer este nuevo trabajo de tributos y memorias, de perfiles históricos y semblanzas singulares. Una obra íntima que Martos desarrolló durante los largos meses de pandemia huyendo de la ficción, en la interpretación literaria de vivencias y recuerdos de su entorno familiar. Un pasado reciente y un pasado remoto se funden en un volumen que, como aportación creativa, ilustra la galería de notables de una genealogía destacada de la heráldica valenciana.
Martos es descendiente de José Feliu Sala, propietario y factótum liberal de la comarca de la Marina a mediados del XIX, quien emparentó con Consolación Rodríguez de la Encina, depositaria del lustre de los Císcar de Oliva y los Marquina de Alicante (1). Con estas legitimidades de sangre en el fondo del relato, la autora despliega un recorrido literario a lo largo de doce capítulos que pueden leerse de forma independiente. Una mirada a través del tiempo que reflexiona sobre la vida y la muerte, sobre lo efímero y lo esencial de nuestra existencia: «La muerte de los que mueren sin saber que mueren, me produce un desasosiego inquietante», escribe Paloma Martos. Mueren los seres y mueren las cosas, desaparecen o se transforman, como es el caso de ese espacio tan presente en el íntimo universo de la autora, el Hort de la Bosca, pequeña patria de su infancia, casal familiar y jardín idílico de ensueño que hoy se halla reconvertido en parque público de la localidad de Oliva. Hablamos con ella, sobre los hechos y las emociones que han alimentado este trabajo.
— Dice la sinopsis de Geometría de la soledad que se trata de una obra que invita a descubrir la belleza de la soledad. ¿De la soledad o de la solitud? ¿Es la soledad un sentimiento placentero, tolerable?
Debería aclarar que lo de «descubrir la belleza de la soledad», no sé si son palabras mías. Creo recordar que son más bien palabras de la editorial en la contraportada del libro. El título de la obra me surgió al analizar o reflexionar sobre una foto que tomó mi padre en la basílica del Pilar. La geometría y la soledad, o la solitud. Me gusta estar a solas con mis pensamientos, o más bien en el caos de mi cabeza. En cualquier caso, lo necesito para poder escribir. Para escribir necesito disciplina y solitud. Así quizás puedo llegar a sacar algo en limpio, este libro, por ejemplo. Eso no quiere decir que me guste la soledad. La soledad forzosa no es buena, creo. Necesito compartir, estar y encontrarme con «el otro», como todos. La soledad es tolerable. ¿Cuándo la soledad se hace intolerable? Supongo que cada cual tiene un umbral de tolerancia. El mío es muy amplio y quizás más a medida que te haces mayor.
«El detonante fue encontrar una fotografía desconocida de mi padre, cuando él muere»
— ¿Qué te ha impulsado a escribir esta novela de no ficción tan personal?
Para contestar a esta pregunta tendría que repasar los cuadernos que escribía sobre el desarrollo del trabajo, que podrían formar otro libro... No ha sido un propósito claro escribir esta novela tal y como ha resultado. No es fácil escribir sobre uno mismo y las personas más cercanas. Pero me he dado cuenta de que, aun escribiendo de lo más cercano, se establece una distancia, ya no escribo sobre mí y mi familia, sino que, a partir de recuerdos o impresiones triviales, intento hacer algo diferente, literatura. Puede parecer pretencioso, pero así es.
— No parece pretencioso ahondar en las biografías de una saga familiar tan interesante por su peso histórico…
El detonante fue encontrar una fotografía desconocida de mi padre, cuando él muere. Esa fotografía me llevó a leer textos magníficos sobre el tema. La idea la fui perfilando a medida que escribía y articulaba mis reflexiones, sobre la fotografía, el tiempo y la muerte. Tres temas que son solo uno. De la biografía familiar, escribo sobre aquellos personajes que, por razones desconocidas que exploro al hacerlo, resuenan en mi propio imaginario personal. El propósito y la forma, lo he ido encontrando a medida que trabajaba. Supongo que el confinamiento forzoso me dio el impulso final.
— ¿Cómo crees que influye la herencia espiritual de nuestros antepasados en nosotros, seres encarnados del XXI?
Al escribir sobre esos antepasados, desconocidos totalmente en principio, al adentrarme en sus vidas, he buscado, he encontrado algo que tenía que ver conmigo. Quizás lo más válido sea el darse cuenta de qué poco hemos cambiado en lo esencial. Puede haber una cierta melancolía en esa búsqueda o interés por el pasado, pero, si nos sirve para comprendernos y comprender el presente, merece la pena. Hay melancolía, pero también perplejidad, quizás acentuada por el tiempo desconcertante vivido con la pandemia.
«Un mundo tan lleno de sabores, olores, imágenes, que necesito expresar para hacer con ellos algo bello, si es que puedo»
— ¿Qué destacas de la personalidad, de la figura sobresaliente de tu antecesor Gabriel Císcar?
Me adentré en la figura de Gabriel Ciscar cuando encontré sus cartas (2). Para conocer la importancia de su figura, leí la biografía de Emilio La Parra, un texto imprescindible para acercarse a la dimensión del personaje. Como hombre de Estado, destacaría las palabras que escribe en el Resumen de su Poema, en donde apela a los Príncipes de la Tierra y escribe: «deben tener presente que la verdadera y sólida grandeza, es hacer a los súbditos dichosos, aliviar la miseria y la pobreza, su deber es romper las cadenas de la ignorancia y promover de las ciencias el cultivo». Palabras que bien podrían aplicarse hoy en día.
— Es cierto que este mensaje contiene una gran indicación contemporánea, pero no debe de ser sencillo adentrarse en el psiquismo singular de Císcar, dos siglos después de su fallecimiento.
Me resultó difícil encontrar «la voz» para escribir sobre él. No podía ser la voz de la «historia». Tenía que encontrar la voz personal a partir de lo que me conmovía. Eso he intentado. Lo que más me conmovió, salvando las enormes distancias, es que él soporta los duros años del final de su exilio, escribiendo el Poema Físico Astronómico, casi seis mil versos. «La escritura es lo que me mantiene con vida», dice en una de sus cartas a Consolación. Recojo sus palabras al final de ese capítulo: «a él me vincula el hecho de aferrarse a la escritura para soportar la desolación de sus días».
— ¿Qué sentimiento te deja el recuerdo bucólico del Hort de la Bosca?
La verdad es que el recuerdo de lo vivido en el Hort de la Bosca ha impregnado mi vida de tal manera, que a veces pienso que es la razón por la que escribo. Un mundo tan lleno de sabores, olores, imágenes, que necesito expresar para en cierto modo liberarme de ellos, o hacer con ellos algo bello, si es que puedo. A los 14 años fantaseaba con vivir en «la cochera», y dedicarme a escribir.
— ¿En qué nuevo proyecto te encuentras trabajando?
Ahora estoy trabajando unos cuentos antiguos que pueden ser válidos si los corrijo, los limpio... Me ronda una idea por la cabeza, pero es demasiado incipiente, y no sé si tendré la energía y tiempo para llevarla a cabo.
(1) ALGUNOS APUNTES GENEALÓGICOS
Pilar Martos es descendiente directa de José Feliu Sala (1795-1865), terrateniente y alcalde de Benissa, político destacado y primer contribuyente alicantino de mediados del s. XIX. José Feliu Sala contrajo segundas nupcias, el 25 de octubre de 1825, en la iglesia de Santa María la Mayor de Oliva (Valencia), con María Consolación Rodríguez de la Encina y Císcar, natural de Cartagena, hija de José Rodríguez de la Encina, brigadier de la Real Armada, y María Aurora Císcar y Berenguer de Marquina. Aurora era a su vez hija y nieta respectivamente de Gabriel Císcar Císcar (1760-1829), natural de Oliva, y del alicantino Félix Berenguer de Marquina (1736-1826), dos importantes personajes ilustrados, marinos y políticos sobresalientes de su época.
El legado político de José Feliu Sala se repartió entre sus hijos con manifestaciones de curiosa diversidad. Juan Feliu Rodríguez de la Encina, abogado, militó en las filas demócratas de Nicolás Rivero, partido por el que fue concejal y diputado provincial por Valencia. Durante la «Gloriosa», pasó al Partido Republicano Federal. Joaquín Feliu Rodríguez de la Encina, de inspiración borbónica, fue alcalde de Benissa en dos ocasiones, y José Feliu Rodríguez, también alcalde de esta población a finales del s. XIX, después de unos inicios correosos como azote pro carlista. La hermana de estos próceres, Pascuala Feliu Rodríguez de la Encina, casada con Blas Cañamás, es la tatarabuela de Pilar Martos, quien recibe de este vínculo de sangre su legitimidad de estirpe.
(2) LA CARTAS DE GABRIEL CÍSCAR
Las cartas de Gabriel Císcar a su nieta Consolación Rodríguez de la Encina fueron escritas entre 1825 y 1828 desde el exilio en Gibraltar. Esta colección se conserva y se encuentra encuadernada en un pequeño tomo, con tapas de piel, en el que en letras doradas puede leerse la leyenda «Recuerdo». Fue un presente de Luis y Pepita Cañamás Feliu, a su madre, Pascuala Feliu y Rodríguez de la Encina, hija de Consolación. Entre otros pliegos, aparecen algunas cartas cuarteadas. El tomo recoge a su vez distintas misivas, algunas entre Consolación y su marido José Feliu Sala. El ayuntamiento de Oliva adquirió está selección a principios de 2014.
Tratamos en profundidad el contenido de estos escritos, junto a otros documentos inéditos de interés, en nuestro trabajo De la construcció de la Benissa liberal. Un segle de vida política i municipal (1760-1860), pp. 84-91. Instituto de Cultura Juan Gil Albert, Alicante, 2019.
GEOMETRÍA DE LA SOLEDAD
A partir de vívidos recuerdos, o imágenes de la memoria, la autora se remonta a la vida de sus antepasados, buscando las raíces o correspondencias que a ellos la vinculan. Cada historia es una ventana que aborda diferentes temas contemporáneos explorando las complejidades de un mundo en constante cambio. Desde los rincones oscuros de la mente, hasta los paisajes emocionales profundos, nos enfrenta, en muchos casos, a nuestras propias vulnerabilidades, invitándonos a descubrir la belleza de la soledad.
La obra ya ha sido presentada en Madrid, Dénia, Oliva y Xàbia, ahora en Gata, y próximamente en Ondara.
PALOMA MARTOS
Paloma Martos nació en Madrid en 1946. Reside en la Comunidad Valenciana desde 1980, cuando aprobó la oposición de profesora de secundaria. En 1996 recibió el primer premio en el XXI Premio Novela Corta Gabriel Sijé, con la novela El ciprés dormido. En 2001, fue finalista del I Concurso Literario para mujeres de la Generalitat Valenciana, con el cuento Un perro de lujo atado a la terraza. En 2005, gana el primer premio de cuentos del Diario de León, con La pantera goza con las parodias dramáticas. En 2017 publica la novela Derrotas de la memoria.