Los ediles de CpJ le dicen a PP y Vox que mandan en Xàbia gracias a ellos
EDITORIAL
- Mavi Pérez y Juan Ortolá demuestran que tienen capacidad para poner de verdad nerviosa a la alcaldesa porque son los únicos que detentan la llave de este gobierno o de otro
En algún momento se tenían que agrietar las costuras del complejísimo pacto de gobierno de Xàbia y fue el pasado jueves. Los dos ediles de Ciudadanos por Jávea (CpJ) le recordaron a sus socios, PP y Vox, que mandan en el municipio porque así lo quieren ellos. Que pueden bloquearles cualquier iniciativa, si es que alguna vez se produce alguna. De momento ya han logrado que prosperara una moción presentada por los dos grupos de la oposición, PSPV y Compromís.
Así en el último pleno la abstención de Mavi Pérez y Juan Ortolá posibilitó que saliera adelante una propuesta de la oposición para rechazar nada más y nada menos que uno de los proyectos estrella de Carlos Mazón y de la Generalitat que precisamente también gestionan PP y Vox: la Ley de la Libertad Educativa. Consideran que destierra el valenciano de las aulas. No es una cuestión baladí en una población como Xàbia, donde más del 50% de su población es foránea.
Tal decisión provocó una situación casi surrealista en el pleno. Y un enfado monumental de la alcaldesa, la popular Rosa Cardona. En la primera votación dio la impresión de que los dos ediles de Ciudadanos por Jávea no es que se abstuviesen, es que votaban a favor de la moción: al menos, y como se aprecia en la imagen, tenían alzada la mano al mismo tiempo que la oposición. La alcaldesa miró perpleja a Pérez y Ortola durante segundos que parecieron eternos y luego mandó repetir la votación. «Es increíble» dijo alguien en la sala. Y entonces los regidores de CpJ ya solo se abstuvieron. No llegaron tan lejos: una cosa es tensar la cuerda y otra romperla en pedazos.
Pero pueden tensarla cuando quieran. Ese es el valor de lo que pasó en el pleno. Y si sucedió eso con una simple moción, es fácil pensar la impresionante posición de fuerza que CpJ ha adquirido ya en el seno del tripartito de Xàbia en asuntos más cotidianos y por lo mismo más trascendentes.
Mientras se desmarca de sus socios de gobierno, Mavi Pérez, que es la concejala de Cultura, Educación y Fiestas, redoblaba su presión para lograr de PP y Vox una partida presupuestaria suficiente para la celebración del 75 aniversario de Sant Joan. Además, CpJ tiene ideas propias en otras carteras como Seguridad o Urbanismo y puede que PP y Vox no le estén haciendo demasiado caso. O no todo el que querrían. Así que lo del pleno quizás podría observarse como un primero disparo de advertencia.
Pero lo importante es que podrán disparar más veces, todas las que quieran. Alguien debería recordar que CpJ, y solo CpJ, tiene la llave para mantener este gobierno local pero también para derrocarlo y poner otro.
Mavi Pérez no es Vox
Es verdad que todo fue un poco teatral. PSPV y Compromís, que tienen sus propias armas, decidieron presentar esa moción por sorpresa, sin darle tiempo a los socios del tripartito a asumir una posición unitaria. Además, la concejala que defendió la propuesta, la socialista Isabel Moreno, se dirigió directamente a Mavi Pérez, a quien recordó su postura profesional y personal en defensa de la lengua y la cultura valencianas. La puso en un brete. Pérez no podía votar aquí lo mismo que Vox, cuyo concejal, José Marcos Pons, atacó a los socialistas a grito limpio y luego tuvo que pedir perdón por su «ofuscación».
Efectivamente Pérez no es Pons: lo ocurrido saca a relucir las enormes contradicciones ideológicas internas en el gobierno de Xàbia. Ya saben: aquello de que en realidad CpJ solo firmó un pacto de gobierno con el PP y el PP a su vez uno con Vox pero que no existe una alianza entre las tres fuerzas políticas aunque las tres gestionen Xàbia. Un caso único en España.
Es más, en un momento dado Mavi Pérez dijo que si tenía que reprocharle algo a PSPV y Compromís no era la moción (dijo que era una «buena moción») sino que no la hubieran avisado de que iban a presentarla. Es decir que Pérez parecía dispuesta a reunirse en un despacho con socialistas y valencianistas para pactar un texto a favor del valenciano.
Todo ello sin negar que también resulte sorprendente que CpJ se convierta en el campeón de la defensa de la lengua autóctona cuando casi siempre usa la marca Ciudadanos por Jávea y casi nunca la de Ciutadans per Xàbia.
Si se piden recesos hasta para hacer pipí…
Algo no funciona en el tripartito. Porque si la oposición tiene sus armas, el equipo de gobierno también. Y más potentes. Cuando PSPV y Compromís presentaron su moción la alcaldesa pudo haber hecho un receso. O sus asesores decirle que lo hiciera. Se hace en todos los plenos. Se hace normalmente por asuntos mucho más profanos como el de que los ediles vayan a hacer pipí.
Y en ese receso la alcaldesa le podía haber pedido a los ediles de CpJ que simplemente rechazaran debatir la moción para que pasara a una comisión donde fuera «mejorada y enriquecida». Es decir: un texto que contentara el valencianismo de Mavi Pérez sin pegarle una bofetada a la ley de Mazón, que fue lo que ocurrió. Nadie pensó en eso. Nadie le ahorró a Rosa Cardona ese mal trago. Ni ella misma.
Sin necesidad de grandes politólogos
Y no solo eso. Además en esa sesión se supo que hay empresarios que todavía no han cobrado una subvención a la que tenían derecho; o que hay unos cursos por los que el ayuntamiento debía haber ingresado un dinero que de pronto serán gratis; o que nadie informó por Facebook de que la principal carretera de acceso al municipio estaba cerrada durante el último incendio.
Ante todo eso, la única respuesta del ejecutivo es culpar a los funcionarios o decir que con Chulvi se vivía peor. Pero no son grandes cuestiones que precisen de talentosos politólogos, sino trámites cotidianos que en cualquier otro ayuntamiento se resuelven todos los días.
Sin embargo aquí parecen batallas gigantescas. Así, claro, no es de extrañar que anhelos como aprobar unos presupuestos este año o invertir dinero para mejorar la vida de la ciudadanía parezcan, de momento, monstruosas utopías.
Las posiciones del PSOE, teatrales, como siempre. La crónica anónima, sesgada como siempre.