Mazón pasa en Dénia una agradable tarde de Falles con sus enemigos y amigos (políticos)
CRÓNICA
- Carrusel de fotos ante los monumentos en plena plantà: posaron sonrientes el president popular de la Generalitat, el alcalde del PSOE, el vicealcalde futuro alcalde de Compromís y la portavoz del PP aspirante a alcaldesa
- Si las fiestas sirven para que políticos que horas antes se lanzaban muebles a la cabeza se relajen y se gasten chascarrillos, bienvenidas sean. ¿No?
- Entre petardo y petardo, el jefe del Consell se comprometió a hablar con el conseller de Educación para desatascar lo del Raquel Payà
FOTOGRAFÍAS DE TINO CALVO
Carlos Mazón tenía prisa en venir a ver les Falles de Dénia. Muchísima. Su visita estaba anunciada primero a las 18.00 horas de este sábado, luego la adelantaron a las 16.30 y resulta que a las 16.10 el presidente de la Generalitat ya estaba subiendo disparado por la calle Sant Josep camino de la falla Centro, ataviado con un blusón y abriéndose paso entre una multitud de petardos. Para esa hora aún había políticos y periodistas despistados perdidos por las calles bajo el sol inclemente de este invierno de bochornoso calor enviado whatsapps con desesperación: Pero, ¿dónde estáis? Tú camina y allí donde veas gente. Como si eso fuera fácil en Falles.
De Mazón sus detractores podrán decir muchas cosas y sus partidarios otras muchas, pero no se puede decir que viniera a Dénia a hacer visita de médico. Al contrario: su apresuramiento obedecía a que quería ver muchas fallas, cuantas más mejor. En Centro se hizo fotos con algunos de los personajes de mayor popularidad del Quatre Cantons; en Saladar se enfundó el pañuelo verde del distrito y le ofrecieron unas mistelitas que no pudo quedarse a probar porque se descuadraba la agenda; saludó a la gente de Diana o de Port Rotes todavía en plena faena de plantà; recibió CDs y llibrets que fue cargando a una asesora; habló con todos los artistas falleros, con todos los presidentes adultos y con los infantiles; besos, cariños, abrazos.
Y no saludó solo a festeros sino también a transeúntes. Campechano, bromista, dialogante, casi como un fallero más, en Marqués de Campo entró en una heladería e hizo furor en la terraza de un bar. En el paseo del Saladar unas señoras pacíficamente sentadas en un banco –no hay en esta vida nada que agote más que les Falles–no se levantaron, pero le preguntaron al president que a qué hora eran los premios; y con la misma celeridad de toda la visita, Mazón se enteró en seguida y les informó. Faltaría más. Más besos, más cariño, más abrazos. Y a Baix la Mar. Y a la falla de la Junta Local.
¿Por qué hacen estas cosas los políticos?
Porque las han hecho toda la vida. Es el baño de masas, que te conozcan, que te vean, que te palpen. Que sepan que eres como ellos. Una pareja en Diana: ¿Es él? No. Que te digo que sí. Oiga, ¿es el presidente, verdad? Sí. ¿Ves como yo tenía razón? Es eso. Incluso en este mundo tan virtual, tan de internet, ver en directo a alguien de alto rango todavía emociona.
Por supuesto Mazón no iba solo. Había con él un nutrido séquito de amigos y enemigos. A saber, en la cabeza de carrera, junto al president, el alcalde de Dénia, Vicent Grimalt (PSPV), la portavoz del PP, Pepa Font y el vicealcalde, Rafa Carrió (Compromís). Detrás, concejales de esos tres partidos y bastantes militantes populares.
Porque esa es otra razón para pasar tardes de Falles en los pueblos:apoyar a los tuyos en ese lugar. Y ya es harto conocido lo que Mazón apoya a Pepa Font. Mucho. La ve la próxima alcaldesa de Dénia. Ya la ha nombrado máxima responsable del Puerto. «Ya sabéis que a mí me gusta mucho venir a Dénia y por muchos motivos», le dijo el president a los periodistas. Pues eso.
El problema es que este sábado el también líder de los populares valencianos tenía que compartir protagonismo con Grimalt porque de momento él es el alcalde, y con Carrió, que lo será en un rato largo pero ya no tanto.
Y eso ya requiere, de los cuatro, una fuerza de carácter especial que, por cierto, demostraron: la de fotos que se hicieron los cuatro juntos. Cumpliendo como valientes. Como si fueran amigos. Compañeros de cuadrilla. De comisión en este caso. Sonrientes. Es verdad que algunas sonrisas podían ser más forzadas que otras. Pero casi ni que se notó. En la parte trasera de la comitiva lo mismo: ediles de diferentes fuerzas contándose chascarrillos. Un ambiente muy falleril. Dénia está de fiesta.
¿Y si nos relajáramos un poco?
Si se piensa bien fue casi una clase de civismo político. Estos mismos responsables que pasaron una agradable tarde de Falles juntas y juntos hacía apenas unos días, incluso unas horas, que se habían intercambiando sonoras diatribas y acerados insultos: el gobierno local de Dénia acusando al PP (a Font y a Mazón) de cargarse de un plumazo el FP Gent de Mar en el puerto y poner en peligro el nuevo Raquel Payà; y los populares achacando al ejecutivo de Grimalt y Carrió la muerte de un toro durante los Bous a la Mar del año pasado.
Bueno, pues los mismos políticos que se dijeron esas y otras muchas lindezas fueron capaces de conversar entre falla y falla. Uno piensa que a veces la política podría ser eso o al menos más de eso: sentarse, desearse feliz fiesta purificadora del fuego y conversar sobre problemas cotidianos.
Hubo un ejemplo: tanto Grimalt como Font como Carrió le pidieron a Mazón que arregle lo del Raquel Payà. «Hablaré con Rovira», dijo Mazón en referencia al conseller de Educación. Bueno pues eso. PP y PSOE-Compromís se echan la culpa de que ese nuevo colegio de educación especial esté en peligro, pero lo que quiere la gente de ese mismo colegio de educación especial es que haya nuevo centro. No más.
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