• Una prueba ciclista que incumpliendo la promesa de la organización todavía se celebraba a las dos de la tarde impide el acceso a la Vall d'Alcalà, Gallinera o Ebo, deja a visitantes y vecinos tirados en Pego y provoca la cancelación de reservas en casi todos los bares
• «Esto, después del incendio, es una ruina»

Bares cerrados y terrazas desiertas en la Vall de Gallinera a las tres de la tarde de este sábado.

Los alcaldes de les Valls de la Marina se temían lo que finalmente ha sucedido: bares vacíos y calles desiertas sin un alma en pleno sábado, cuando más llenos tenían que estar estos pueblos y más negocio podrían facturar para olvidar el varapalo que supuso el incendio del pasado agosto. La culpa la ha tenido la prueba ciclista de Gran Fondo Alberto Contador que ha dejado totalmente incomunicados la Vall d'Alcalà, la Vall d'Ebo o la Vall de Gallinera desde las 10.30 de la mañana hasta más allá de las 14.00 horas.

El alcalde de la Vall d'Alcalà, el socialista Pablo Martínez, ya dio hace un par de semanas la voz de alarma a este periódico y a otros medios de comunicación de que todos estos municipios no podían estar aislado tanto tiempo en un fin de semana. Entonces, cuenta Martínez, la organización del evento ciclista se puso en contacto con él y le aseguró que comprendían la difícil situación por la que atravesaban estas localidades después del fuego y que por ese motivo recortarían el horario de la prueba para que estuviera concluida a las doce y media de la mañana, a tiempo para que quien quisiera pudiera subir a les Valls. Pero no ha sido así.

Por el contrario, pasadas las dos de la tarde las carreteras seguían cortadas. Muchos visitantes e incluso vecinos se habían quedado bloqueados en Pego, desde donde ya no podían circular y se había organizado un pequeño caos de tráfico porque las vallas que cortaban las carreteras ni siquiera ofrecían explicación alguna.

Corte de carreteras con vallas y guardia civil en Pego.

La gente, claro, estaba muy cabreada. Y muchos bares las poblaciones afectadas recibían anulaciones de reservas. No quedaba otra. Ya era muy tarde para comer. Cuando sobre las 14.30 horas por fin se han abierto las carreteras el panorama era desolador: ni un alma en los establecimientos hosteleros, muchos de los cuales habían echado el cierre.

«Así vamos a la ruina, ya veremos qué consecuencias tiene esto», dijo Martínez, quien admitió no entender «qué razón había para cortar las carreteras después del incendio cuando lo que necesitamos es hacer todo lo contrario, animar a los pueblos y ver la luz después de todas estas desgracias para recuperar el pulso económico y social».

Para el alcalde de la Vall d'Alcalà otra incógnita es saber qué administración otorga los permisos para estas pruebas ciclistas. Antes de la celebración del evento deportivo ya se puso en contacto con la Subdelegación del Gobierno, quien no le supo dar una respuesta. Ahora, muy enfadado por lo que ha pasado este sábado, se ha dirigido al presidente de la Mancomunitat de Pego y les Valls, y alcalde de esa primera población, el socialista Enrique Moll, con el que le ha ido mejor: Moll ha prometido una reunión con todos los alcaldes afectados para que este tipo de situaciones no se vuelvan a repetir.