• El equipo de este restaurante familiar apuesta por los platos de la zona como se han hecho toda la vida, cocina tradicional enraizada a la Vall de Laguar que se distingue con un toque moderno
• “Optamos por una cocina honesta", afirma su propietario, fundamentada en los productos de proximidad y de temporada
• Su privilegiada terraza ofrece unas idílicas vistas a las montañas que enmarcan la Vall de Laguar, al mar y la llanura entre el Montgó y Segària

En Benimaurell, el último pueblo de la Vall de Laguar, cumple ahora un año el Restaurante Cal Severino, una apuesta familiar que nació en plena pandemia para ofrecer la cocina tradicional actualizada.

Cal Severino abrió sus puertas en abril de 2021 como un negocio familiar creado por una familia de Benimaurell que vivía en València, pero que siempre ha mantenido el contacto con Laguar. La idea de montar el restaurante nació de la pasión por la cocina y de la belleza del paisaje y el entorno. Este restaurante es “un reto ilusionante”, afirma la propiedad, que ya es una realidad y que se ha ganado el reconocimiento de la comarca y de una gran parte de la colonia extranjera que reside en ella.

Esta vinculación y arraigo con su entorno queda reafirmado por el nombre escogido para el establecimiento, Cal Severino, que responde al apodo con el que se conoce a la familia en el pueblo: los Severinos. “Como les pasaba a los romanos, aquí cada uno tiene su apodo”, afirma Juan Luis Mengual, su creador.

El restaurante y la cocina

El Restaurante Cal Severino se distingue por su amplio salón con chimenea y, sobre todo, por el encanto de una gran terraza con excelentes vistas a la mar -los días claros puede divisarse la silueta de la isla de Eivissa-, a la silueta de Benimaurell, a las montañas del valle y a dos colosos como el Montgó y Segaria. Sin duda un paisaje idílico, “pocos espacios tendrán una vista como esta”, asegura Mengual.

Vista aérea de Benimaurell y el Restaurante, su parking y sus bellas vistas al mar.

El equipo del restaurante, básicamente familiar, apuesta por ofrecer platos de la zona como se han hecho toda la vida, algo que poco a poco va desapareciendo, aunque esa cocina tradicional enraizada a la Vall de Laguar se distingue con un toque moderno.

Los platos están elaborados respetando los ritmos que lleva la elaboración de los productos, huyendo de los sabores estándar y de la inmediatez de lo precocinado. “Optamos por una cocina honesta y realizada con cariño”, dice Juan Luis, que remarca su apuesta por el buen servicio y el trato profesional, cercano y de confianza.

La cocina de Cal Severino se sustenta en los productos de proximidad siempre que es posible, para ello dispone de un huerto y se abastece también de productos de agricultores de la zona y del carnicero del pueblo, que está al lado del restaurante. Se trata de ofrecer cocina de temporada; por ejemplo, en invierno se hace paella de habas y alcachofa o en verano predominan las berenjenas, los pimientos, los tomates y los productos de huerta en sus propuestas.

Con estas premisas, Cal Severino busca fusionar el disfrute de la cocina y el paisaje para saborearlos sin prisas, tranquilamente, en consonancia con el ritmo que transmiten las vistas y  los pueblos de la Vall de Laguar, por ello Cal Severino es un restaurante para gozar del sosiego donde se respetan los tiempos de la cocina con una excelente relación calidad/precio.

La carta

Uno de sus puntos fuertes de su carta son las tapas del terreno: figatells, pelotas, sangre con cebolla, las habas con butifarra, bollos, cocas…Y, cómo no, los arroces de temporada, melosos o en paella; por ejemplo, en verano paella de espinacas y bacalao, en invierno de alcachofas y habas, arròs amb fesols i naps…

El restaurante también ofrece un menú de temporada en el que se puede elegir entre cuatro primeros y cuatro segundos, y donde predominan las carnes y los arroces, sin dejar de lado las ricas verduras cogidas directamente de los huertos locales.

De primeros hay cremas variadas según la estación del año: alcachofas en invierno, elaboradas ensaladas con productos del terreno, cocas, buñuelos de bacalao y miel… De segundo: los platos más solicitados son la carrillada y la garreta de cordero, así como los arroces de temporada. También se puede comer jabalí o pescado.

Además, se puede elegir entre cuatro postres variados que varían según la estación del año.

Los sábados y domingos se pueden degustar sabrosos bocadillos para almorzar y para cenar se ofrecen tapas, pan bao y también carne y pescado.

La clientela

Cal Severino ha fidelizado una clientela variada. Una parte importante, sobre todo entre semana, son extranjeros, para ellos en el menú también hay platos con sabores internacionales; los fines de semana destacan los visitantes de la Marina Alta y de comarcas vecinas: excursionistas, familias, deportistas... que desean rematar una jornada en la naturaleza con el sabor de la cocina autóctona y la belleza del paisaje.

Dos detalles importantes: por un lado, no se pierdan las puestas de sol del verano y sus noches en la terraza disfrutando del placer de una buena cena, la tertulia con una copa gozando de las vistas al mar y de actuaciones musicales en directo; por otra parte, Cal Severino dispone de un amplio parking en la parte delantera del restaurante.

El restaurante, su parking y terraza.

Horario

• Entre semana se sirven comidas de 12:00 a 16:00 horas.
• Sábados se sirven almuerzos, comidas y cenas.
• Domingos: almuerzos y comidas.

En verano abre por la noche de miércoles a domingo.

Benimaurell y La Vall de Laguar

Benimaurell, también llamado Poble de Dalt, es un pueblo que, junto con Campell, Fleix y Fontilles, forma el municipio de Vall de Laguar, situado en el interior de la Marina Alta. Se trata de un lugar idóneo para excursiones de un día o de un fin de semana: aúna la belleza de sus pueblos, espectaculares vistas al mar, la belleza y tranquilidad de sus calles yuna sabrosa gastronomía tradicional.

La Vall de Laguar es conocida como la Catedral del Senderismo, ya que destaca por sus atractivos paseos entre montañas, acantilados o bosques para disfrutar de la naturaleza, del paisaje, desde sus miradores y de la tranquilidad. La más conocida y bella de ruta es la circular que se interna en el Barranco del Infierno, conocida por sus 6.000 escalones.

En la zona hay atractivos campings, casas rurales y un hotel no especialmente saturado. Una de las mejores épocas del año para visitarlo es la primavera, cuando los cerezos florecen y la naturaleza muestra todo su esplendor, si bien el otoño, los días soleados de invierno o las idílicas noches de verano convierten el destino en un pequeño paraíso todo el año.

También merece ser visitado el patrimonio arquitectónico de la zona, es recomendable visitar el castillo medieval de la Vall de Laguar, la Torre de la Casota, una fortificación defensiva del siglo XII, la Ermita de San José, varias iglesias del siglo XVIII, así como el Sanatorio de Fontilles.