Jose Antonio Dólera, Finca Mont Roig: "Nuestros vinos son singulares por ser naturales y por la elección del varietal chardonnay, una excepcionalidad en la comarca"
ENTREVISTA.
En los últimos años han emergido en la Marina Alta relevantes iniciativas vinícolas, Finca Mont Roig es una de ellas. Este proyecto familiar nació hace casi diez años en Pedreguer con personalidad propia: apuesta por el vino natural, sin intervenciones ni aditivos, para reflejar todo el sabor de la tierra y del clima donde se cultiva; integración y el respeto por el paisaje en el que se sitúan sus viñedos; elaboración de vinos con la varietal chardonnay, una rareza en la comarca.
Sus terrenos se hallan en un área que tiene una vinculación ancestral con el cultivo del vino, están cerca de l'Alt de Benimaquía, en el extremo Noroeste del Montgó, donde ya los íberos desarrollaron el cultivo de la vid y la elaboración del vino. Es allí donde crecen las uvas con las que se elaboran los dos vinos blancos naturales que produce Finca Mont Roig, Marofe y Rosers, con muy buena aceptación.
Jose Antonio Dólera, uno de los protagonistas de este proyecto, nos cuenta las características de sus vinos, su manera de entender el cultivo, cómo son los procesos de trabajo y las expectativas de crecimiento de Finca Mont Roig; además repasa cuál es la situación de la producción de vino natural en la comarca y el valor que aporta.
-"Uno de nuestros objetivos es integrar el viñedo en el paisaje interviniendo lo menos posible y llevando una gestión compatible con el medio ambiente"
-"El vino natural tiene en la actualidad un nicho de mercado en crecimiento"
-"Optamos por el vino natural ya que representa nuestras ideas medioambientales y de sostenibilidad"
-"En 2020 alcanzamos una producción de 510 botellas de ROSERS y 2.500 botellas de MAROFE, en plena producción estaremos hablando de volúmenes de cerca de 15.000 botellas"
-Háblanos de Finca Mont Roig, sin duda un proyecto singular.
-Son varios los motivos que hacen que Finca Mont Roig sea singular, se diseñó en base a una idea holística que integrara el tipo de cultivo (viña), el sistema de abancalamiento recuperando los antiguos márgenes de piedra seca, la tipología de la tierra (limoso-arenoso), el clima, la situación geográfica de la finca dentro del entorno comarcal, el tipo de plantación (espaldera), en definitiva, se trataba de integrar el viñedo en el paisaje interviniendo lo menos posible y llevando una gestión del viñedo compatible con el medio ambiente.
-¿Cuándo y cómo surge el proyecto?
-El proyecto surgió aproximadamente hace unos ocho años, cuando se comenzó a otear que los cultivos que existían no eran rentables y que, con el tiempo, estaban abocados a sufrir fuertes pérdidas y con ello al abandono. Es por eso que ideamos un proyecto integral que pudiéramos incorporar valor en toda la cadena del proceso. Es decir, el diseño de una finca sostenible que produjera uvas de calidad y pudiéramos elaborar vinos de calidad.
-Contáis con dos vinos, los dos blancos y naturales. Háblanos de Marofe.
-Si, elaboramos dos tipos de vino de la variedad chardonnay: MAROFE y ROSERS. Son vinos naturales. MAROFE es un vino natural, que tiene poca o nula intervención. Se ve, huele y sabe distinto, y tiene -en muchos casos- mayor complejidad. Al ser un vino natural nos conecta más directamente con la uva, con una cierta acidez, oxidativo, y con menor alcohol. Es un vino blanco de color amarillo pajizo, elegante, luminoso con reflejos verdosos. Tiene aromas a manzanas verdes y frutas tropicales, fresco con sabor a cítricos, manzanas verdes, piña, mango higos y algo de especias. Largo en boca, con una suave acidez y cierta salinidad. Marofe expresa el carácter del terruño, pues las levaduras son silvestres.
-¿Qué destacarías de Rosers?
-Está fermentado durante tres meses en barrica de roble francés, el resultado es un vino elegante, de color amarillo pajizo y ciertos destellos verdes. Con un grado alcohólico de 12,5 grados, impregnado por el roble, nos aporta aromas a melocotón, cítricos, piña y macedonia de frutas. Es un vino seco, fresco y rico, con una acidez muy suave, que nos muestra unos toques de pastelería (mantequilla derretida), dulces (caramelo del tueste de la barrica), especias (pimienta, clavo), ahumados y las características propias del terruño. Se han elaborado tan solo 510 botellas.
-¿Por qué apostáis por el vino natural?
-Esa idea holística que mencionaba al principio nos llevó a decidir que el tipo de vino que queríamos elaborar debía representar nuestras ideas medioambientales y de sostenimiento del medio, por lo que optamos por vinos que no tuvieran ningún tipo de intervención. Que el vino plasmara al beberlo la expresión de la uva y del viñedo, pues las levaduras que incorpora son las propias del terreno y no lleva sulfitos añadidos, ni clarificantes.
-¿Qué supone optar por el vino natural en vuestro sistema de trabajo anual?
-La elaboración del vino natural es un poco más compleja y requiere mucha más atención que en el resto de los vinos industriales.
-Rosers y Marofe están elaborados con chardonnay. ¿Por qué habéis optado por esta variedad?
-Cierto, nuestros vinos son singulares por todas las características que he descrito anteriormente, incluso la elección del varietal es una singularidad dentro de la comarca. Se estudió detenidamente qué tipo de variedad plantar y vimos que, además de adaptarse perfectamente, teníamos muy poca competencia.
-Vuestro terreno está en Pedreguer, a las faldas del Montgó cerca de l'Alt de Benimaquía. ¿Qué características tiene?
-Estamos a la espalda del Montgó, muy cerca del mar. Los terrenos son arcillosos, limosos, arenosos, bastante profundos y con alto nivel de caliza, adecuados para la producción de vinos blancos, pero poniendo mucha atención a la gestión orgánica del mismo. Por otro lado, la temperatura es la propia de la Marina Alta, y la zona es poca propensa a heladas.
- Benimaquía es una zona con una historia antiquísima ligada al vino
-Así es y nuestros antiguos siguieron esa estela. El entorno está compuesto por viñedos y campos de almendros. Para nosotros, ha sido un regreso para recuperar parcelas en terrazas totalmente abandonadas durante años, donde la vegetación que creció a su alrededor apagó los cultivos existentes. Este regreso ha supuesto que estas tierras comiencen a emerger con nuevas plantaciones, adaptadas al territorio y sus raíces.
-¿Cuál es vuestro sistema de trabajo en el terreno y en el viñedo?
-Mimamos el terreno, lo trabajamos el viñedo de forma orgánica. Los abonos son siempre naturales y se echan a mano, realizando a continuación un laboreo. Tan solo realizamos dos laboreos al año. Y respecto al abonado foliar y de fertirrigación se realizan con abonos naturales. No empleamos herbicidas y procuramos mantener durante todo el año un manto vegetal que nos preserva de las escorrentías, pérdidas de tierra y nutrientes , además de ser un reservorio para los insectos.
-¿Cómo es vuestro sistema de implantación?
-El sistema de plantación dentro de las distintas parcelas es en espaldera. Con orientación Noreste-Sureste. Las calles tienen una anchura de 2,60 metros entre fila y fila, y la distancia entre cepa y cepa dentro de la fila es de 1,25 metros, salvo las calles exteriores que tienen 0,87 metros, pues tienen menos competencia entre ellas.
-¿Cómo realizáis la verema?
-La vendimia se realiza a mano en cajones con una capacidad máxima de 15kg con el fin de no dañar los racimos por su propio peso. Durante el tiempo de vendimia se almacenan en un camión refrigerado que contratamos expresamente, hasta que se termina y entre en la bodega.
-Una de las claves para que un proyecto familiar como el vuestro funcione es la dedicar la energía necesaria al trabajo comercial y la distribución. ¿Cómo realizáis estas tareas?
-Digamos que hoy por hoy es nuestro punto más débil, pues acabamos de comenzar. En 2020 hemos alcanzado una producción de 510 botellas de ROSERS y 2.500 botellas de MAROFE. La distribución la realizamos nosotros mismos, pero es evidente que cuando la finca esté en plena producción tendremos que buscar otros canales de comercialización, pues estaremos hablando de volúmenes de cerca de 15.000 botellas.
-La Marina Alta es una comarca con una larga tradición vinícola. En los últimos años es un sector en alza, han aparecido proyectos profesionales muy interesantes ¿A qué crees que se debe?
-Es cierto, cada vez son más los que inician este periplo profesional, habida cuenta de la poca rentabilidad de otros cultivos. Y eso es bueno, pues ponemos en valor a la comarca, volvemos a regenerar nuestros campos y aumenta la competencia entre nosotros por mejorar cada día más nuestros productos.
-Proyectos como el de Finca Mont Roig tienen el valor añadido de preservar nuestro paisaje tradicional.
-Para nosotros eso era un valor incuestionable. Integrar el viñedo en el paisaje era fundamental. Hemos plantado cipreses, mantenido la flora autóctona en los márgenes externos, replantado otras plantas como la salvia, manzanilla, la flor de San Juan, etc…
-Cada vez hay más proyectos de producción de vino natural en la comarca ¿A qué crees que se debe?
-El mercado, es decir, las personas, es el que con sus decisiones de consumo nos marcan por donde debemos ir. Quieren productos que tengan nada o una mínima intervención, de ahí que el vino natural tenga en la actualidad un nicho de mercado en crecimiento. No obstante, también es necesario por parte de los productores un esfuerzo didáctico sobre las características de los vinos naturales, para poder llegar a más públicos objetivos.
-¿Crees que continuará creciendo la demanda de vino natural por parte del público?
-Sin lugar a duda, la mejora medioambiental y nutritiva así nos lo está exigiendo, y el vino natural forma parte de ese nuevo paradigma.
Finca Mont Roig
-Teléfono: 625 122 357
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