Lo que el helicóptero de la Vuelta 2019 enseñó de la historia de la Marina Alta a millones de espectadores
- RTVE sí cumple esta vez y combina el relato deportivo de la etapa ciclista con la difusión de los atractivos culturales, turísticos y paisajísticos de la comarca a través de fascinantes imágenes aéreas
- Pedro Delgado califica de «picacho impresionante» el Penyal d'Ifac de Calp, que durante la retransmisión fue siempre Calpe
- El periodista Carlos de Andrés glosa las excelencias de las iglesias de Benissa y Parcent, los viñedos de Xaló, las calles de Llíber, el gran cartel que mostró Senija, las geografías de Benitatxell y Moraira o la profusión de aves en Les Salines
ARTURO RUIZ
A diferencia de lo que había sucedido en alguna otra ocasión, esta vez la retransmisión de la Vuelta a España que realizó TVE sí se esmeró para que el dinero que las distintas administraciones han invertido sirviera para promocionar la Marina Alta en la ronda ciclista. El helicóptero de la televisión pública no se limitó a mostrar imágenes desde el cielo de las diferentes poblaciones de la comarca por donde pasó este pasado domingo la carrera, sino que identificó el nombre de cada una a través de carteles de llamativos color rojo. Vaya, que se veían muy bien. Y no sólo eso. El periodista Carlos de Andrés fue leyendo un guión que aportaba información turística, medioambiental e histórica de cada una de las diferentes poblaciones y hasta su compañero en la locución, el exciclista Pedro Delgado, agregó algún detalle pintoresco muy de su estilo.
Así entre escapadas, sacudidas del pelotón y proezas de los corredores, los millones de espectadores que seguían las visicitudes de la carrera pudieron enterarse de muchas cosas. De que Castell de Castells tiene un castillo de origen medieval; de que la Vall del Pop es un «precioso paraje» por donde surcan los ríos Xaló y Gorgos; o de que la iglesia de la Puríssima Concepció de Parcent fue construida en 1535 «por moros convertidos al cristianismo sobre antiguas mezquitas que ya existían y que se habilitaron para el culto cristiano», según leyó De Andrés de forma literal.
El periodista de TVE también glosó las excelencias de la mistela y los viñedos de Xaló. Delgado, siempre cachondo, le preguntó si la había probado. De Andrés le reconoció que no y el exciclista se lo reprochó en broma: «Estas cosas se prueban, hombre». Buena publicidad. Mientras, las cámaras que iban a bordo de las motos seguían a velocidad de vértigo a los corredores por las estrellas calles de Alcalalí o Llíber y el helicóptero identificaba un cartelón de grandes dimensiones de Senija.
Hubo algún gazapo: en un momento dado, De Andrés confundió Parcent con Alcalalí, pero es disculpable si se tiene en cuenta que había una fuga de cuatro corredores que transcurrían por unas localidades mientras el pelotón lo hacía por otras; y en algún momento la imagen aérea de una localidad quedó abruptamente cortada por la publicidad. Pero en general, la cosa quedó bastante apañada.
Pese a que conforme la etapa se iba aproximando a la costa la carrera se iba poniendo más emocionante y había que referirse sobre todo a las pericias deportivas, los comentarios históricos de De Andrés no decayeron. Es más, el locutor llegó a interrumpir al compañero que se jugaba el cuello a bordo de una moto con el fin de entrevistar a algún director deportivo para informar de que la Iglesia de la Purísima Xiqueta de Benissa fue construida en la primera década del siglo XX gracias a las donaciones de los vecinos y que sustituyó a una antigua iglesia-fortaleza. O que el Castillo del Mascarat se erigió para «controlar el Camino Real que transcurría por las gargantas» de esa montaña, según relató con tono poético De Andrés.
Cuando la serpiente multicolor salió de Benissa y enfiló las cerradas curvas de la N-332 se puso de manifiesto la peligrosidad de la carretera. De nuevo el citado periodista de la motocicleta lo puso de manifiesto: debió ver toda su vida pasar cuando la moto en la que viajaba se tumbó demasiado y el chasis rozó el asfalto. Tanto, que interrumpió la entrevista que le estaba realizando a un director. De Andrés y Delgado también pusieron de manifiesto los riesgos que entraña tanto viraje. Pero ni siquiera esto fue mala publicidad. Al contrario: los dos locutores dictaminaron que los «continuos repechos, curvas, subidas y bajadas» de la red viaria de la Marina Alta van muy bien a los ciclistas profesionales y que por eso sus equipos eligen la comarca para entrenar en invierno. Toda una promoción más para el turismo deportivo que tantas poblaciones sueñan .
Después, la carrera llegó a Calp por primera vez. Debían atravesarla antes de ir a buscar Teulada Moraira y Benitatxell y por fin regresar por segunda vez a la villa del Penyal para acabar la prueba. Así que Calp fue muy protagonista. Por cierto, que en la retransmisión siempre fue Calpe, y tal y como constaba en el itinerario de la Vuelta y se ha difundido en todos los medios nacionales, a pesar de que el nombre en castellano de la población en realidad no existe. No de forma oficial.
De Andrés no le escatimó elogios a Calp de todos modos. Del Penyal dijo que «fue declarado parque natural en 1987 y es una enorme roca unida a tierra por un pequeño ismo de 332 metros de altura». «Vaya picacho» agregó entusiasmado Pedro Delgado con su habitual tono coloquial para después preguntarle a su compañero si sabía cuánto se tardaba en subir hasta la cumbre –para variar De Andrés no lo sabía– e insinuar entre risas que quizás una etapa de la Vuelta podía acabar en esa cima. También alabaron el humedal de les Salines, cuya preservación siempre es tan controvertida en los medios locales: RTVE informó a los espectadores de que allí hay 176 especies diferentes de aves.
Mientras tanto las imágenes aéreas ofrecían la dualidad que ha caracterizado el paisaje de la Marina Alta durante generaciones: parajes costeros de indudable belleza y mucha presión urbanística. O sea, muchas calas pero también muchos apartamentos. Lo de siempre.
La carrera siguió después hacia Moraira, donde Delgado recordó «la estupenda gala de presentación del pasado jueves» y se glosó en este caso el Cap d'Or, «una pequeña península de 166 metros de altura declarada microreserva». Y posteriormente llegaron las rampas del Puig Llorença que los locutores alabaron como una prueba de gran nivel para los ciclistas. No en balde fue en la cumbre de Benitatxell donde se armó la batalla de la etapa que permitió a Nairo Quintana ganar la etapa ya en Calp y lograr que la etapa multiplicara sus dosis de espectacularidad.
Y mientras Quintana recogía su premio, el helicóptero volvía a enfocar el rocoso litoral de Calp, Benissa y Moraira para recordar a la multitudinaria audiencia de la televisión pública que todo eso había sucedido en una comarca llamada Marina Alta.
Mira que os cuesta llamarla Cumbre del Sol eh???