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Periodismo, pase lo que pase
Publicado: martes, 7 mayo, 2019

«En los años ochenta pasaban por las discotecas de Dénia diez mil personas en una sola noche»

  • Paco Carrió y Toni Reig han dirigido 150 anys de Música i Ball a la Marina Altaun libro monumental que analiza la evolución del ocio en teatros, casinos, cabarets, salas de fiestas, discotecas o pubs desde el siglo XIX hasta la actualidad
  • La Hacienda, en el Montgó, fue la primera discoteca española. Nino Bravo cantó demasiado bien en la Rosaleda. Cuando Aute le enseñó la comarca a Silvio Rodríguez. El enfado de los socios del casino de Xàbia cuando se bailó flamenco. Un denier que escribió canciones para Machín
  • Cupletistas nacidas en Pedreguer o Benissa. La fabulosa historia de la Menfis. Un profesor de baile arruinado por el franquismo. El grupo de Xàbia que rendía homenaje a los Beatles. La ruta del Bakalao acababa en Gata

«En los años ochenta pasaban por las discotecas de Dénia diez mil personas en una sola noche»

«Fue un 14 de abril de 2004. Lo tengo anotado porque yo lo anoto todo. Aquella fue la primera vez que hablamos de hacer este libro», señala Paco Carrió. Quince años después, la criatura ha visto la luz. 150 anys de Música i Ball a la Marina Alta, que se presenta este miércoles 8 de mayo a las 20.00 horas en el Centro Social, es una publicación monumental dirigida por Carrió y por Toni Reig en la que han colaborado doscientas personas. Atesora 1.800 fotografías y documentos gráficos así como 145 fichas de conjuntos y orquestas nacidas en la comarca desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.

Un teatro abre en Dénia y los socios del casino de Xàbia se enfadan

«El libro atesora muchísimo material sobre el mundo del espectáculo recogido a lo largo de los años y pretende describir la aparición y la evolución del ocio en esta comarca, para lo que hemos escogido como fecha simbólica de inicio la apertura del Teatro Principal de Dénia, en 1869», añade Reig.

Eso sí, en el siglo XIX, que desde el punto de vista social fue un tiempo descarnado, «todavía hay poco ocio y además es clasista, no es lo mismo un casino que un cabaret o una cervecería». Entonces un señor y un obrero no podían compartir el mismo entretenimiento: «Hubo un conflicto muy grave en el casino de Xàbia cuando muchos socios se indignaron porque allí se había permitido un espectáculo de flamenco, que era algo inaceptable para una institución seria». Y el propio Teatro Principal tardó mucho en aceptar el cuplé, otro género popular, antes de que actuaran sobre sus tablas figuras míticas como Pastora Imperio.

A través de un sinfín de anécdotas deliciosas, el libro desgrana la trayectoria de la música y del baile a lo largo de siglo y medio por todos los rincones de la comarca. «Hemos intentado captar sobre todo aquellos géneros musicales que fueron paradigmáticos en su momento y marcaron a cada generación, arrancando por la música clásica y los valses o la zarzuela, siguiendo por el cuplé, el charlestón o el jazz, y acabando en el pop, el rock y el tecnopop». La obra también detalla cómo se evoluciona desde los casinos y cabarets a las discotecas y los pubs. Una fotofija pues «de la diversión de la gente a lo largo de las décadas».

Del club de jazz y las «chicas casi desnudas» al profesor de baile arruinado por el franquismo
«En los años ochenta pasaban por las discotecas de Dénia diez mil personas en una sola noche»

Orquestra Miller, con cantante y dos vocalistas, Dénia 1948.

La investigación de la obra ha arrojado auténticos descubrimientos. Por ejemplo, que en una fecha tan temprana como la década de 1930 hubo un club de jazz en Dénia, cuando entonces aquel género era puramente norteamericano. Eso quizás se debe a que en aquella época anterior a la Guerra Civil se produjo una eclosión de diversidad cultural marcada por la influencia del cine y de la radio.  También hubo en Dénia actuaciones de variedades con artistas «prácticamente desnudas» en espectáculos no aptos para señoritas.

Todo aquello, claro, quedó abruptamente frenado por el franquismo, que prohibió bailes y géneros musicales, y lo trastocó todo con su censura.  Sobre las consecuencias de la dictadura, Reig cuenta un caso desgarrador, el del profesor de baile nacido en Dénia Pascual Ribes, que triunfaría dando clases a primeras figuras en Madrid y Barcelona. Profundo republicano, al concluir la guerra intentó abrir una academia de baile en su ciudad natal que fue perseguida por las autoridades franquistas por inmoral. Al cabo de muy pocos años, Ribes moriría en el hospital de la Caridad, completamente arruinado.

Deniers que escribían para Antono Machín y figuras que llenaron teatros rescatadas del olvido«En los años ochenta pasaban por las discotecas de Dénia diez mil personas en una sola noche»

150 anys de Música i Ball a la Marina Alta es también un alegato contra el olvido: pugna por devolver a la memoria contemporánea figuras de la comarca que cosecharon tremendos éxitos hoy un tanto ignorados. Es el caso de Pedro Oltra, quien comenzó actuar en el bar Agulló de Dénia –el que después sería Gavilà– como violinista en un sexteto, y durante los años treinta y cuarenta se integró en orquestas big band de València. Compuso para gente de la talla de Antonio Machín o Jorge Sepúlveda.

Hay especialmente mujeres olvidadas. Es el caso de la también deniera Teresita Pastor, una de las mejores cupletistas de su época en España, quien triunfó en emblemáticos teatros de Sevilla o San Sebastián. Había comenzado su carrera como adivinadora del pensamiento a los 7 años, era acompañada por sus padres durante las actuaciones y acabaría cantando con figuras de renombre como la citada Pastor Imperio.

Poca gente sabe además que Mary Amparo Bosch fue una actriz de Dénia con una voz estupenda que llegó a intervenir en cuatro películas antes de que la Guerra Civil, otra vez, truncara su carrera. Rosario Ferrer fue una gran vedette de Pedreguer que se retiró al casarse. Y Benissa aportó a Conchita Argüelles, nombre artístico porque en realidad su apellido era Ivars: fue otra cantante muy conocida, figura de la revista musical española y que triunfó en Madrid.

Nino Bravo cantó demasiado bien en Dénia

También tienen un especial protagonismo las salas de fiestas: La Rosaleda en Dénia, la Monumental de El Verger… Aquellos lugares al aire libre donde cada año se escuchaba la canción del verano y donde actuarían grupos míticos de la música española de los sesenta o setenta como Fórmula V o  Los Superson.

«En los años ochenta pasaban por las discotecas de Dénia diez mil personas en una sola noche»

La Orquesta España con su cantante Perelló en la sala Monumental del Verger, a finales de los años 50.

Sobre los Superson, otro suceso delicioso: el gerente de La Rosaleda le reprochó enfadado al representante del grupo que el solista cantaba demasiado bien, tan bien, que el público le escuchaba embelesado y no realizaba consumiciones. Pues bien el solista era un tal Nino Bravo: a mitad de los sesenta, aún actuaba bajo el anonimato de aquella formación pero en el 68 ya lo haría en Pedreguer bajo el nombre de Nino Bravo y los Superson.

Por supuesto el libro aporta también una amplia información de cantantes y grupos surgidos de la comarca, desde el emblemático Michel de Pego hasta los Bradmis de Xàbia, cuyo nombre rendía homenaje a bandas míticas del momento como los Beatles o los Rollings.

La primera discoteca española se fundó en el Montgó y la visitaron Joan Baez y Alain Delon
«En los años ochenta pasaban por las discotecas de Dénia diez mil personas en una sola noche»

El famoso logotipo de Hacienda.

 

En el Montgó hubo hippies antes que en Eivissa. Eran franceses que llegaron en 1961 o 1962, eran vegetarianos y querían fundar un centro microbiático. Y ese fue el germen de la mítica discoteca La Hacienda, que al principio, allá por 1965, era un club donde se vendían productos hindús y ropas de anchuras. Se convirtió en la primera discoteca registrada en España como tal, porque hasta ese momento sólo había inscritas salas de fiestas.

En La Hacienda se vivieron grandes fiestas. Iban muchos turistas. Pese a que comenzó su andadura en plena dictadura, la Guardia Civil no molestaba demasiado: en alguna participó algún ministro franquista. También estuvieron allí la cantante norteamericana Joan Baez o el actor francés Alain Delon. Por si fuera poco, el diseñador del logo de la Hacienda fue el mismo que realizó el de Penélope, posiblemente el icono vinculado al ocio nocturno más famoso del Estado.

De cuando la Guardia Civil rompía discos a los dorados ochenta con Radio Futura, Golpes Bajos…
«En los años ochenta pasaban por las discotecas de Dénia diez mil personas en una sola noche»

Ambiente de los años setenta en la discoteca Bowlers de Dénia.

Pero las autoridades franquistas no siempre fueron tan tolerantes. Lo acaecido en otra discoteca de los años setenta de Dénia, Bowlers, así lo plasma: en unos tiempos en los que no toda la música europea llegaba aún a España, se puso un disco francés que estaba prohibido por supuestas reminiscencias eróticas. Pues bien la Benemérita entró en el local… y rompió el disco.

Aún así, los setenta fueron un periodo de apertura impulsado por la sociedad civil. Reig matiza que incluso entidades no demasiados sospechosas de progresismo como el Centro de Iniciativas Turísticas impulsaron las primeras actuaciones de Raimon y de Ovidi Monllor en la comarca. El valenciano llegaba a los teatros. Surgía El Sifoner en Pedreguer, La Xara cobijaba la Olympia de la Marina

Y los ochenta marcaron un tremendo resurgimiento musical y vital bajo el paraguas de la Movida. Dénia participó en esta eclosión, convirtiéndose en un enclave importante: Reig y Carrió calculan que en noches puntuales de agosto había en sus discotecas entre diez y once mil personas, especialmente en sus dos locales más famosos, Menfis y Golden. Esta última era una de las tres únicas discotecas que en todo el país anunciaba Radio 3. En aquella época de pasión y desenfreno vinieron a actuar Radio Futura, Gabinete Caligari, Golpes Bajos…

Kika, Valentino (con Julio Iglesias), Mambo (con palmeras auténticas de Elx)…

Carrió cuenta el origen de la Menfis, trufado también de singularidades. En esos terrenos al principio había una pista de karts llamada Kika, con cuyos propietarios contactó Ángelo Ortiz, de las famosas magdalenas, que «soñaba con hacer la mejor sala de la historia de Dénia». Formaron sociedad. El deseo de Ortiz era abrir una discoteca donde sólo dominaran los colores blanco y negro y que rememorara al mítico Rodolfo Valentino. De hecho, recibió ese nombre, Valentino. «Agotaron toda la pintura blanca de la Marina, de Alicante… tuvieron que buscarla en Albacete». En Valentino, entre otros, actuaría Julio Iglesias.

Después entraría en escena el empresario Carlos Arjona, quien fundó allí Mambo, con una estética radicalmente distinta inspirada en elementos militares como paracaídas. La M del nombre se realizó entrecruzando auténticas palmeras de Elx y el mural del establecimiento fue concebido por el diseñador Xavi Mariscal. Con el paso de los años, la discoteca evolucionó a Menfis y después a Pachá.

«En los años ochenta pasaban por las discotecas de Dénia diez mil personas en una sola noche»

Foto promocional del grupo de Xàbia Bradmis.

Aute y les calmes de gener

150 anys de Música i Ball a la Marina Alta evoca también la especial vinculación del cantautor Luis Eduardo Aute con Dénia, donde ambientó su famosa canción Ché, qué mal: «Y cuando enero sea un atardecer / y caiga el sol tras el Montgó, / quién me dirá: ja ho veus, va ser gener/ quan Déu va fer la creació». Aute invitó a Dénia a Silvio Rodríguez: «Los dos iban a pescar a l'Alberca», rememora Carrió. También aquí el cantautor pintó su famoso pez.

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De la Ruta del Bakalao («Que empieza en Benissa y acaba en Gata») a la Gossa Sorda
«En los años ochenta pasaban por las discotecas de Dénia diez mil personas en una sola noche»

El grupo La Rendición, de Xàbia, en los noventa.

Y así, el libro se acerca a los periodos más actuales. Casi puede asegurar que la Ruta del Bakalao comenzaba en Benissa –porque allí inició su andadura Ximo Bayo– y acababa en Gata, escenario de uno de los afters más salvajes, Colors, que abría… a las seis de la madrugada.

También repasa otros enclaves fundamentales de la producción cultural de la comarca como La Mistelera o la Flexió Verbal, y grupos de los últimos tiempos, algunos tan relevantes como la Gossa Sorda de Pego. Y acaba fijándose en el momento contemporáneo, que Carrió considera «otro gran instante de producción musical, tanto en creatividad como en actuaciones, con gente muy importante asentada aquí».

Así que la saga continúa.

Fotografías por cortesía de Toni Reig y Paco Carrió

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