Mafia Salud S.A., capítulo 9: Más dura será la caída
MAFIA SALUD S.A.
Francisco Sánchez García
Todos los personajes, las situaciones y los hechos que se relatan a continuación son producto de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
CAPITULO 9
MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA
Era un domingo por la mañana, dos días después de la rueda de prensa, por eso MP1 se extrañó cuando recibió una llamada telefónica de la corresponsal comarcal de Vetusta. Vetustilla dio unas cuantas vueltas antes de hacer la pregunta que había motivado la llamada. Seguramente porque casi no se atrevía a hacerla.
-¿Qué tienes que decir respecto a la nota de prensa de Conselleria? - Le soltó por fin Vetustilla.
-¿Qué nota de prensa?
-¿No la has visto? Ayer sábado, a las 20:35, la Conselleria publicó una nota. Lo puedes ver en su web.
-Vale, pues no la he visto. Y, ¿me vas a decir de que se trata?
-Dice que lo de que vuelven a abrir los centros de salud os lo habéis inventado. Que nadie de Conselleria ha dicho nunca eso y que sois unos embusteros de la peor calaña que solo pretendéis desgastar al Partido Casposo de Derechas.
MP1 se quedó callado durante unos minutos.
-¿Estás ahí?
-Estoy aquí. Simplemente estoy intentando digerir lo que me acabas de decir, porque no entiendo nada.
MP1 colgó despacio, se sentó, y empezó a darle vueltas al asunto. No tenía ninguna duda respecto a la honestidad de GAS. Era una cuestión de piel, algo en lo que casi nunca se equivocaba. La intención de reabrir los centros de salud había sido genuina. Por lo tanto….una nueva víctima del sector más neoliberal de Conselleria, o directamente del Partido Casposo de Derechas. Otro adalid de la sanidad pública reconvertido en quijote por la fuerza arrolladora de Mafia Salud. Pero esta vez las consecuencias para la Plataforma y para la lucha en la comarca podrían ser desastrosas. No podían perder la credibilidad que tan duramente habían ganado a lo largo de dos años de encarnizada batalla en un solo lance. La cuestión era cómo contrarrestar el movimiento de la Conselleria y salir de nuevo airosos. Nadie había grabado la conversación que tuvieron en la Conselleria, por lo tanto era la palabra del Gerifalte contra la suya. Por lo tanto, si GAS seguía en su puesto como si nada hubiera pasado la Plataforma quedaría como una estúpida mentirosa llena de cinismo y ansía destructiva. Pero si el Gerifalte era cesado, u obligado a dimitir, lo cual venía a ser lo mismo, entonces la Conselleria, inadvertidamente, les estaría dando la razón a ellos. Era una cuestión de días. Y en gran parte todo dependía de ello.
El lunes se multiplicaron las llamadas, la indignación subió hasta cotas nunca antes alcanzadas entre los miembros de la Plataforma, sin embargo los medios de comunicación y los alcaldes mantuvieron una actitud prudente, sin querer destaparse totalmente hasta ver cómo se desenlazaba la situación.
MP1 se pasó toda la mañana llamando a la Conselleria, intentando hablar con GAS. Imposible. Las secretarias con las que habló tenían una consigna muy clara. GAS no estaba disponible. Estaba muy ocupado en reuniones con el más alto nivel de Conselleria y no podía atender ni siquiera una llamada de un minuto. Un solo momento hubiera valido para que MP1 obtuviera su satisfacción moral. Un reconocimiento por parte de GAS de que efectivamente él había dicho lo que había dicho y la Plataforma había sido fiel a lo hablado en la reunión. Pero ni siquiera eso le fue concedido. Aunque tal vez ese pequeño gesto era mucho pedir, ya que ahí residía todo el meollo del asunto. Había que reunir a la Plataforma, de eso no había duda, y con urgencia. Por una parte para trazar un nuevo plan. Por otra, para calmar los ánimos de algún que otro sector que ya empezaban a sentirse celosos del protagonismo mediático que estaba alcanzando MP1, y que verían en ésta la ocasión perfecta para lanzarle un ataque personal.
Tras hablar con los miembros fundadores, convocaron la reunión para el jueves. Un plazo que daba un pequeño margen a la Conselleria para cesar a GAS o mantenerlo en su puesto, y al mismo tiempo suficientemente rápido como para no dar la sensación de que la Plataforma no tenía nada que decir tras las acusaciones lanzadas por la Consellería.
El martes a primera hora MP1 seguía intentando hablar con GAS, y las secretarias porfiaban en negar el acceso al Gerifalte. Consciente de la importancia de la llamada, MP1 decidió que la mejor estrategia era insistir machaconamente hasta ver quién se cansaba antes. Tras unas diez llamadas, a las 13:35 la voluntad férrea de la secretaria se quebró. Ya no pudo más y decidió pasar la llamada al asesor de GAS. Éste, visiblemente nervioso, cogió el teléfono y le dijo a MP1 que tras varios días de mucha tensión GAS había vuelto a notar una presión en el pecho, y un dolor agudo que le bajaba por el brazo izquierdo. Mala cosa para un recién infartado. Por lo tanto había decidido, hacía tan solo media hora, dimitir del cargo. MP1 dudó de la versión, y le preguntó si la dimisión era definitiva o se trataba simplemente de una larga baja laboral como había ocurrido en julio. No, no, esta vez era definitiva. La Conselleria ya estaba buscando un sustituto y lo haría público al día siguiente, miércoles. MP1 le dio las gracias y colgó el teléfono fijo de su despacho de Intertrade. La reputación de la Plataforma estaba salvada, o al menos en condiciones favorables para estarlo. Simplemente tenían que elaborar su relato para contrarrestar las acusaciones de la Conselleria. Y los hechos les darían la razón.
El miércoles los medios locales daban la noticia de la dimisión del Gerifalte por motivos personales de salud y empezaban a mostrar, tímidamente, una mayor credibilidad por la versión de la Plataforma.
En la reunión del jueves se congregaron bastantes más miembros de lo que era habitual y, sin que nadie los invitara, se presentaron todos los medios. Los periodistas del papel, los digitales, los de la radio, incluso los blogueros. La reunión sería, sí o sí, de puertas abiertas. En realidad no había nada que esconder, y la transparencia siempre había sido una enseña de la forma de actuar de la Plataforma.
Los cuatro miembros fundadores, los mismos que habían asistido a la reunión con GAS, volvieron a relatar brevemente lo que se había hablado y se reafirmaron en todos los puntos que habían comunicado en la rueda de prensa.
Los periodistas preguntaron, como no podía ser menos, cómo valoraban los miembros de la plataforma la dimisión de GAS y ellos contestaron, como no podía ser de otra manera, que la dimisión, o según ellos, el cese fulminante, se debía a que Mafia Salud había presionado a los altos cargos de Conselleria para que cesaran a semejante mequetrefe que se había metido en camisas de once varas. El relato estaba hecho y trasladado a la prensa. Faltaba ahora ver cuál sería el camino a seguir ante una nueva negativa de la Conselleria a mover ficha. No solo eso. Ahora el organismo había demostrado claramente ante la opinión pública su debilidad ante Mafia Salud, así como su función subalterna de las grandes multinacionales de la privatización de la sanidad. Los ejecutivos mandaban, y los cargos electos obedecían. Era el signo de los tiempos, y era la razón por la cual la privatización acababa siendo, lo disimularan como lo disimularan, esencialmente antidemocrática.
Hacía más de un año que no se realizaba ninguna concentración y los miembros de la Plataforma dudaban, en ese momento tan crítico, si la población civil mostraría el músculo que había mostrado el verano glorioso. Si convocaban concentraciones como respuesta a Conselleria corrían el riesgo de quedarse solos, hacer el ridículo y mostrar sus flaquezas. Si no lo hacían todo quedaría en un juego de palabras, y los centros de salud seguirían cerrados. Ahora ya nadie tenía duda de que no había vuelta atrás, de que los centros quedarían cerrados para siempre, como tantos y tantos otros recortes provisionales que, por mor de la débil memoria de la población, pronto se convertían en definitivos.
Por una vez MP1 se mostró prudente. Abogó por hacer una nota de prensa, o una rueda de prensa, muy contundente, muy acerada, que pusiera a la Mafia Salud y a la Conselleria en su sitio. Faltaban tan solo 18 meses para las elecciones municipales y a esas alturas todo el mundo era consciente de que la sanidad de la comarca iba a ser uno de los temas estrella de la campaña. Había que empezar a sacar naipes triunfadores, aunque la posición del Partido Casposo Popular era tan hegemónica en la comarca desde hacía 20 años que pocos tenían esperanzas de que eso pudiera cambiar en las próximas elecciones.
Un trasnochado barbudo revolucionario que había asistido tan solo a dos o tres reuniones de la Plataforma tomó la palabra. Era una de esas personas que cuando hablan nunca miran a los ojos. Miró al infinito, aunque la sala era relativamente pequeña y empezó a hablar como si lo hiciera desde un púlpito. Dijo que la Plataforma estaba acabada, muerta y enterrada. Dijo que la Plataforma había perdido el norte. Y dijo que MP1 era el culpable de todo. Dijo que MP1 tan solo se dedicaba a hacer notas de prensa y reuniones con los alcaldes y con Conselleria que no servían para nada.
Pero no lo acusó de inútil, lo acusó de traidor. Dijo que era un quintacolumnista pagado por Mafia Salud para que mantuviera a la Plataforma bajo control en una oposición suave de buenos modos. Dijo que había que volver a la lucha en la calles, en los centros, en las barricadas. Dijo que había que abandonar el lenguaje políticamente correcto y que había que llamar a las cosas por su nombre. Decir que los directivos de Mafia Salud eran unos h. de p. y los directivos de Consellería unos mierdas que le chupaban el culo a los directivos de Mafia Salud. Y que de lo contrario la Plataforma no conseguiría nada.
Se produjo un silencio momentáneo en el que las palabras quedaron flotando, como negándose a calar en las mentes de los presentes. Nadie daba crédito. Nadie podía creer lo que estaba escuchando. Nadie pensaba que justamente MP1, junto con los otros tres miembros fundadores, pudieran ser, ni remotamente, unos quintacolumnistas de Mafia Salud. Los únicos que habían estado al pie del cañón desde el minuto uno, los que habían llevado las pancartas, los que habían hablado con la policía para que no hubieran golpes cada vez que había habido una concentración, los que habían puesto horas y horas y horas de trabajo quitándoselas a su tiempo de ocio o de descanso para hacer las notas de prensa, los escritos a Conselleria, el informe al Sindic de Greuges, los que habían tejido complicidades con otras plataformas por todo el estado, no podían ser acusados de nada de eso.
Poco a poco empezaron a alzarse las voces de indignación y en defensa de MP1. Los periodistas se afanaban a tomar notas. La noticia sería muy explosiva y alcanzaría muchos hits en los medios digitales. Casi todos los presentes defendieron la gestión de MP1, su honor y su valía. Solo dos personas se pusieron del lado del barbudo revolucionario. Una minoría tan escuálida que no podía llegar a ningún sitio. Pero el daño personal y el daño a la Plataforma ya estaba hecho. Saldría en la prensa como una división de la misma, una debilidad, por primera vez, en un grupo que siempre se había mostrado como muy compacto.
En el debate que siguió MP1 no quiso entrar al trapo. Conocía de sobra las viejas estrategias estalinistas de descalificaciones personales sin fundamento. No, no lo pillarían por ahí. Aunque estaba encolerizado por dentro y sentía todas las fibras de su cuerpo alcanzar el punto de ebullición no le daría ninguna satisfacción a ese advenedizo que lo único que pretendía era desplazarlo y convertir la Plataforma en un lugar donde verter su odio y su amargura. No dijo ni una sola palabra en su defensa. Cuando el resto de los asistentes acabó de hablar propuso aceptar las dos propuestas, la suya de hacer una nota de prensa contundente y la del barbudo de empezar de nuevo con las concentraciones. Se aceptaron las dos propuestas por unanimidad, se establecieron los calendarios y acabó la reunión.
Con el corazón encogido y todavía encajando el golpe, MP1 agradeció las muestras de apoyo de muchos de los miembros, incluso de la prensa, mientras iban desapareciendo en la oscura noche de finales de octubre. Nada volvería a ser como antes. Una gran lección. Un aviso para navegantes. Al enemigo exterior lo conoces bien, cuidado con el enemigo interior.