Mafia Salud S.A., capítulo 6: La filtración
MAFIA SALUD S.A.
Francisco Sánchez García
Todos los personajes, las situaciones y los hechos que se relatan a continuación son producto de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
CAPITULO 6
LA FILTRACIÓN
Todas las organizaciones tienen sus muertos. Y Mafia Salud no era una excepción. Hay muertos que se convierten en polvo y se funden con el paisaje. Hay muertos que quedan mudos en las cunetas, sin dar que hablar hasta que alguien que se acuerda de ellos. También hay muertos que resucitan, y se convierten en muertos vivientes. Éstos generalmente vuelven para llevar a cabo su venganza. Uno de estos zombis, un despechado por el mal trato que le había dado Mafia Salud, visitó un día a MP1. ‘Tengo una información que os puede interesar’ dijo. MP1 le preguntó qué quería a cambio y el zombi dijo que no quería nada. Tan solo que se hiciera público, y que llegara lo más alto posible. Cuando MP1 le aseguró que haría todo lo posible si la información lo valía, el zombi, muy seguro de su material, se lo enseñó. MP1 no pudo reprimir un gesto de asombro. De satisfacción. De deleite anticipado. Le dijo que no tuviera ninguna duda de que llegaría a lo más alto, y que él personalmente lo difundiría a los cuatro vientos. El zombi asintió.
Después de un otoño y un invierno anodinos, sin nada remarcable en la lucha de la Plataforma, se presentaba una oportunidad de oro para seguir haciendo la zapa a Mafia Salud. Sin duda Fallen Devil había recobrado su tranquilidad y confianza en sí mismo después del agónico verano. Tras varios meses sin apenas actividad opositora volvía a triunfar. Sí, es cierto que de vez en cuando alguna noticia en la prensa local ponía en duda la capacidad de Mafia Salud para gestionar la sanidad de la comarca. Se quejaban estas notas de prensa de la escasez de profesionales, del número menguante de estos, incluso de su fuga a prados más verdes donde ejercer su profesión con un mínimo de solaz. A veces hablaban de la escasez o de la poca calidad de los materiales sanitarios y de la obsolescencia de sus procedimientos médicos. Bobadas. Nada que no pudiera ser eficazmente combatido con una nota de prensa de la organización donde exhibir alguno de los múltiples trofeos nacionales e internacionales otorgados por instituciones creadas por las mismas empresas que poseían el capital de Mafia Salud y otras corporaciones agraciadas por las privatizaciones de la sanidad.
MP1 le pasó la información a MP2, y después, en pequeño cónclave hicieron partícipes a los dos yayoflautas. Sostuvieron la información en sus trémulas manos, seguros de que albergaba un pequeño tesoro. Y pensaron cual sería la mejor manera de cumplir con su cometido. Esta vez no iban a cometer el mismo error. No iban a confiar en ningún afamado periodista de perfil apolíneo. Tampoco podían filtrar la información a la prensa local y correr el riesgo de que no pasara de ese nivel. Tenían que asegurarse de que llegaría a lo más alto. Pronto se dieron cuenta de que su única apuesta segura era SPIQ (Som Pocs I Qué). Sus aguerridos diputados autonómicos no le habían fallado la otra vez con las tarjetas sanitarias y estaban convencidos de que esta vez tampoco fallarían. Así que MP1 llamó al Secretario y le dijo que tenía algo que decirle, pero que era información sensible y no podía pasársela por teléfono. Tendría que venir a la comarca si quería saber de qué se trataba. El Secretario, sediento de información sensible, se presentó al día siguiente en el bar acostumbrado, el preferido por los sediciosos. MP1 se aseguró como pudo de que aquella información secreta no iba a ser desvelada más que a Missus Tissert, quien la haría pública en sesión plenaria de Les Corts, y no antes, sin previo aviso. El Secretario le aseguró que así se haría. Y a la insistencia de MP1 le dijo ‘Bueno ya está bien, ¿no? Ni que fuera esto información de la CIA‘, ante lo cual MP1 tuvo que capitular, dar por buenas las garantías, y desvelar la información al Secretario. Este cogió el manojo de folios y los estudió sesudamente, sin entender al principio de que se trataba. MP1 tuvo que dar alguna pequeña explicación, tras lo cual el Secretario quedó convencido de que efectivamente estaba tratando información sensible y Missus Tissert no iba a hacer el ridículo más espantoso en el hemiciclo.
El día del pleno la lideresa de SPIQ lucía una camiseta morada donde se podía leer ‘Sanitat Publica’. Subió al estrado con un puñado de folios. Nadie salvo MP1 y el Secretario sabía lo que iba a decir. Ni siquiera sus compañeros diputados de partido.
- (traducido del ‘aldeano’) Señoras y señores diputados, lo que voy a decir hoy aquí es una prueba palmaria de que la privatización de la sanidad se ha hecho con el único objetivo de hacer caja. La privatización de la sanidad es un asalto en toda regla a uno de los pilares del estado del bienestar. La sanidad pública que hemos conseguido es uno de los signos de identidad de una sociedad civilizada, decente y solidaria. Y sus amigos (señaló a la tribuna del Partido Casposo de Derechas) capitalistas están dispuestos a cargársela, a enriquecerse con ella sin ningún tipo de consideración ni remordimiento, con el más escandaloso de los descaros. A pesar de todas las protestas ciudadanas, a pesar de todas las informaciones que van saliendo en prensa sobre las deficiencias del sistema ustedes están empeñados en mantenerlo. Al igual que tantas y tantas otras privatizaciones de servicios públicos. Pues bien, aquí tengo los sueldos de los directivos de Mafia Salud S.A. Unos sueldos de escándalo señoras y señores diputados, unos sueldos que triplican y cuadruplican los de los directivos de la sanidad pública.
Empezó a decir los sueldos de todos los directivos de Mafia Salud, y realmente ponían los pelos de punta. No porque en sí mismos fueran mucho más altos que los de cualquier empresa privada, sino porque durante los años que llevaba Mafia Salud gestionando la sanidad de la comarca no había hecho más que recortar servicios y racanear gastos hasta llegar al ridículo. Y ahora esto. Una prueba incuestionable de las miserias del sistema y del doble rasero con que medían las necesidades de salud de los ciudadanos y sus propias necesidades personales de enriquecimiento.
Los periodistas presentes se apresuraron a tomar notas. Los diputados del PCD, algunos, se sintieron nerviosos y empezaron a hacer llamadas con el móvil. En la cara de otros se dibujó alguna que otra sonrisa malévola. Los sueldos superaban con mucho los suyos propios, y hasta el del Mandamás Supremo, lo cual, la verdad, no les hizo ninguna gracia. La noticia saltó a la prensa regional. Vetusta y Oriente no tuvieron más remedio que publicarlo, aunque fueron noticias más bien asépticas. La prensa comarcal las publicó añadiendo unas dosis considerables de mala leche.
Tal y como habían acordado el Secretario y MP1, tan pronto Missus Tissert hizo públicos los sueldos de los directivos el Secretario avisó a MP1, quien haciendo uso de un fax de Mafia Salud, y con el logotipo de Intertrade, pasó la información a todos los servicios del hospital y a todos los centros de salud explicando quién y cómo la había desvelado. La organización se incendió en pocos minutos. Los faxes llegaban a los servicios y los trabajadores de Mafia Salud empezaban a leerlos y a pasarlos a los compañeros con la indignación dibujada en sus caras. Para cuando la dirección de Mafia Salud detectó desde donde se habían enviado ya era demasiado tarde. Ese día Intertrade y la Plataforma desenmascararon a la dirección de Mafia Salud S.A. Ya de nada serviría el discurso victimista que tanto utilizaba para argumentar que no tenían más recursos porque la Conselleria no les pagaba lo suficiente. Para justificar la escasez de profesionales, la imposibilidad de sustituir las vacaciones y las bajas, para demorar durante meses y meses compras necesarias. Los trabajadores de base estaban indignados, pero no sorprendidos, porque en el fondo siempre habían sabido de qué iba el juego de Mafia Salud. Fueron los mandos intermedios los que más acusaron el golpe. Muchos de ellos se sintieron traicionados porque, después de años de escuchar el discurso de la organización de que todos tenían que remar en el mismo sentido, y de habérselo creído, ahora, por primera vez, habían caído las máscaras y se sentían utilizados. Además, ¿con qué cara iban a defender a partir de entonces los objetivos de la organización delante de los trabajadores? Pero lo cierto es que nadie dijo nada. Ningún mando intermedio planteó el tema en una reunión con dirección. Ni siquiera lo comentaron entre ellos, salvo con los que eran de total confianza. Simplemente se obvió. Fallen Devil sabía que no podía hacer nada. No había excusa posible, ni explicación admisible. Así que no hizo nada. Simplemente se limitó a acumular todavía más odio hacia MP1 y todo lo que representaba.
Mientras Fallen Devil se reconcomía y alimentaba su odio, Lazy N. One aparcaba su flamante Jaguar en el parking subterráneo del hospital. Empezaba su jornada laboral ajeno a todas las tensiones de la organización. Eran las 10:30 de la mañana.