Mafia Salud S.A., capítulo 3: La PNL
MAFIA SALUD S.A.
Francisco Sánchez García
Todos los personajes, las situaciones y los hechos que se relatan a continuación son producto de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
CAPITULO 3
LA PNL
Cuando dos delegados de Intertrade llegaron a la siguiente reunión de la Plataforma no hizo falta que nadie les contara la reunión que había acontecido unos días antes. El resto de los sindicatos brillaban por su ausencia. Handsome Little había hecho un buen trabajo, como siempre. Los asistentes eran literalmente cuatro. Los dos delegados de Intertrade y dos aspirantes a yayoflautas desengañados de los partidos castizos de extrema izquierda buscando una nueva organización donde canalizar su indignación. Los dos delegados de Intertrade se miraron intentando disimular su desazón, pero también su incredulidad ante el hecho de que en una sola reunión la idea de la Plataforma se hubiera hundido como un mal soufflé; que se hincha rápidamente pero luego baja con la misma rapidez dejándote con cara de pasmado. Haciendo de tripas corazón ambos, simultáneamente y casi por telepatía pensaron ‘bien, con estos mimbres tenemos que hacer este cesto’. Y se pusieron manos a la obra.
Lo primero que hicieron fue ponerle nombre a la Plataforma y, como cuando no tienes casi nada con que luchar la ironía es a menudo tu mejor aliado, le pusieron Plataforma 4Gats per la Sanitat Pública. Que quedara claro desde el principio que no se iban a arredrar porque los hubieran dejado solos. Era un mensaje velado a Mafia Salud en general y a Handsome Little en particular.
Una vez autoproclamados 4Gats, los quijotescos, extemporáneos, trasnochados (quién se preocupa hoy en día por esas cosas) luchadores por la sanidad se dispusieron a dar su primera batalla. En un movimiento deslumbrante, MP1 (miembro de la Plataforma Número 1), que también pertenecía a Intertrade, les contó al resto lo que a estas alturas ya no era en absoluto una información privilegiada. Que Mafia Salud había estado facturando turistas y muertos a la Conselleria de Sanitat, y que ésta se había limitado a cortar el chorro, sin plantearse en ningún momento abrir una investigación para conocer el alcance del fraude, recuperar el dinero sustraído de la hacienda pública y depurar responsabilidades de todo tipo, especialmente penales y políticas. Tal vez fuera mucho pedir, pero los miembros de 4Gats pensaron, con su mentalidad de caballero medieval que protege a la sociedad de los malhechores, que su causa era justa y que puesto que no tenían nada que perder debían apuntar a lo más alto.
La cuestión era cómo manejar esa información para conseguir el máximo rendimiento. Podrían ser muy idealistas, pero no eran tontos. Los cuatro miembros de la Plataforma estaban curtidos en luchas sindicales, políticas y sociales de todo tipo. Los clásicos inconformistas a los que no les gusta nada esta sociedad y se empeñan en cambiar las cosas. Los típicos contestatarios que nadan toda su vida a contracorriente sin darse cuenta de que la vida se vive mejor dejándote llevar, saboreando los remansos, y evitando las cascadas que acaban por revolcar quijotes y dulcineas por el lodazal del chismorreo público. No tenían remedio, pero tenían experiencia. Y esa experiencia les decía que tenían que afinar muy bien dónde y cómo poner esa información.
Alguien dijo que puesto que la defensa de la sanidad pública era una lucha política debían de contactar con los partidos políticos. Y por supuesto todos estuvieron de acuerdo, porque si había algo que los unía era la visión del mundo según la cual todo acto social es política. Y que desde que te levantas hasta que te acuestas, quieras o no, lo sepas o no, estás haciendo política, así que mejor ser consciente para al menos intentar hacer ‘tu política’.
Las opciones estaban claras, de entre todo el arco parlamentario de la oposición en Les Corts a la mayoría absoluta del Partido Casposo de Derechas, ¿había alguien de 4Gats que conociera a alguna persona relevante? Y ahí se produjo el primer milagro en la corta vida de la Plataforma porque de entre los cuatro miembros había uno que tenía un amigo que conocía a un politiquillo local irrelevante que conocía a un secretario del partido de la oposición SPIQ (Som Pocs i Qué).Bieeennnnn.
Rápidamente trazaron su estrategia. Canalizarían la información hacia el lugar indicado. Ellos, los políticos, sabrían que hacer, y tachánnnnnn, primer golpe maestro de la Plataforma. Por motivos de discreción y reserva acordaron que el contacto con el secretario de SPIQ lo haría solo un miembro de la plataforma, en este caso el mejor informado, pero también, probablemente, el más quijotesco y menos versado en luchas clandestinas, por lo que la responsabilidad de la jugada recayó sobre MP1.
Lo primero que hizo MP1 fue ponerse en contacto con el amigo del conocido del politiquillo que a su vez conocía…bien, para resumir, MP1 consiguió finalmente hablar con un secretario de SPIQ, quien se mostró muy interesado desde el primer momento. Concertaron una reunión discreta en un bar emblemático de luchas locales por derechos varios, y delante de un vermú de los buenos debatieron largo y tendido sobre las múltiples maldades del Partido Casposo de Derechas, sobre la extorsión y villanía que suponía la privatización de los servicios públicos, y en general sobre todos aquellos terrenos en los que podían tener algo en común. Después de comprobar mutuamente el pedigrí opositor al PCD y de dar sus aprobados respectivos se pusieron manos a la obra. ¿Qué hacer? El secretario de SPIQ propuso una maniobra en pinza de cangrejo en la que primero se filtraría la información a la prensa y después, como consecuencia de la publicación de esa información, y con el despliegue necesario de indignación real o fingida, se presentaría una Proposición No de Ley en Les Corts para abrir una comisión de investigación. A MP1 le pareció que la pinza de cangrejo podría ser una buena estrategia para empezar a dar palos a Mafia Salud.
Un par de semanas después, el secretario del SPIQ, MP1 y dos periodistas de postín del conocido periódico regional Oriente se congregaron frente a unos impresionantes bocadillos de figatells a la hora del almuerzo, porque bien es sabido que no hay lucha sindical, política o social que se precie con los estómagos vacíos, en un bar de diseño que rendía homenaje a la suculenta gastronomía típica de la comarca. El periodista estrella lucía una tupida mata de pelo y un tipo atlético de modelo de bañadores. Había recibido un premio de la Asociación Estatal de Periodistas por un trabajo de investigación en el que destapó uno más de los innumerables casos de corrupción del Partido Casposo de Derechas, y ese premio era su mejor tarjeta de visita. MP1 volvió a relatar, entusiasmado, y con la mayor precisión posible, todo el tema de la facturación ‘presuntamente’ corrupta de Mafia Salud. Mientras el periodista ayudante tomaba notas el periodista estrella asentía y hacía alguna que otra pregunta para recabar informaciones puntuales. Cuando MP1 terminó el periodista dio su veredicto. El caso era flojo. Podría tener calado a largo plazo, pero hacía falta documentación, detalles, testigos. Mientras iba hablando, a MP1 se le iban revolviendo los figatells en el estómago, y notaba como el recién engullido bocadillo, que le había resultado sencillamente delicioso, se tornaba por momentos en trozos de hormigón dando vueltas en una hormigonera. El periodista estrella dijo que no obstante tiraría mano de sus innumerables contactos y vería qué podía hacer. Aunque no se comprometía a nada.
Tras despedirse de los periodistas, el secretario del SPIQ y MP1, quienes realmente habían conectado y se sentían muy a gusto juntos, se quedaron un poco más para hacer una valoración conjunta. El secretario intentó animar a MP1, asegurando que el periodista era un gran profesional y no los dejaría tirados. Pero las sensaciones de MP1 en su estómago, una de las partes más sensibles e intuitivas de su cuerpo, no presagiaban nada bueno.
La semana siguiente el periódico regional rival de Oriente abría con un titular:
‘La Conselleria de Sanitat descubre más de 15.000 tarjetas sanitarias erróneas en el Departamento de La Figuera’.
Cuando MP1 leyó la noticia en Vetusta no podía dar crédito. Se les habían adelantado, y le habían dado totalmente la vuelta a la tortilla, presentando las tarjetas sanitarias como ‘erróneas’ en lugar de ‘fraudulentas’, y además en otro departamento privatizado. Es decir, habían normalizado la situación, previniendo así cualquier acusación de corrupción antes de que ocurriera. Y encima lo había publicado Vetusta, el periódico que supuestamente no podía ni ver a Oriente. Pero MP1 no creía en las casualidades, y rápidamente cayó en la cuenta de que los pedazos de hormigón que había sentido en el estómago la semana anterior no era consecuencia de los figatells, sino de las malas vibraciones que le había transmitido el periodista galardonado. En ese momento lo que sentía era mucha rabia, y una necesidad urgente de descargarla. Llamó al secretario del SPIQ y nada más descolgar este le soltó:
-¿Has visto la prensa?
-Sí, sí, lo he visto. Menuda putada.
-Al ver que el secretario opinaba igual que él, se calmó de forma inmediata.
-Tu amigo el periodista nos la ha jugado bien. Nos ha desmontado la historia.
-Si, una maniobra de libro. No pensaba que fuera tan cabrón, la verdad. Pensaba que era un tipo honesto.
-Pues ya ves. Estamos peor que antes. Ni pinza de cangrejo ni hostias. ¿Ahora qué hacemos?
-Bueno, podemos seguir haciendo la PNL. En todo caso 15.000 tarjetas ‘erróneas’ en un solo departamento sigue siendo un escándalo.
Sí, pero ya no estamos hablando de corrupción. Es una simple negligencia, y la verdad, con la que está cayendo de trajes, coches de lujo, viajes a destinos exóticos, paraísos fiscales y todo eso pues la verdad, esto no tiene una mierda de interés.
-Hombre, nunca se sabe. Vamos a intentarlo todo. Se trata de ir tirando del hilo, a ver hasta donde llegamos. ‘Tota pedra fa marge’.
Les Corts Valencianes estaban alojadas en un precioso palacio gótico de la edad de oro de la ciudad. Había pertenecido a una familia valenciana que había prostituido la más alta institución de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, el Papado, hasta límites inimaginables. Amén Señor, el mismo edificio que había visto las mayores inmundicias carnales albergaba ahora los representantes de la soberanía nacional de los valencianos y valencianas.
Missus Tissert, la portavoz del escuálido grupo parlamentario de SPIQ, subió a la tribuna de oradores con una de sus famosas camisetas en la que se veía una especie de lagartija con alas, se ajustó sus amplias gafas cuadradas y, en un idioma que en su glorioso pasado había tenido su siglo de oro de la literatura, y que en la actualidad para algunos era poco más que una anécdota folclórica para uso en fiestas populares, el aldeano, empezó su oratoria. En primer lugar se dedicó a contextualizar el tema. La sanidad no es un negocio. La sanidad no se vende, se defiende. La sanidad es un derecho…En las caras de los poquísimos miembros presentes del Partido Casposo de Derechas se dibujó un aburrimiento mortal, por lo que alguno de ellos se volvió hacia su tablet para ver si alguien más de su grupo estaba conectado al Candy Crush y podían hacer una partida en red. En realidad la única función de los pocos presentes era avisar por móvil al resto de su grupo parlamentario, que estaban en la cafetería de Les Corts tomando copas, cuando fuera el momento de votar. También, por si alguno se despistaba, les ponían que tenían que votar NO, puesto que a todas las propuestas de los grupos de la oposición había que votar NO, sin prestar atención a argumentos o razones. La apisonadora de la mayoría absoluta del PCD se encargaba de que todo funcionara debidamente.
Así pues, y ya conocedora del funcionamiento de la cámara de representantes, Missus Tissert siguió adelante, inasequible al desaliento, hasta que denunció lo que en su opinión podría ser, en el peor de los casos, un fraude en la privatización de la sanidad valenciana, y en el mejor, una negligencia mayúscula de la Conselleria de Sanitat. Pidió por lo tanto una comisión de investigación para que se indagara en el sistema de facturación de las empresas gestoras de la sanidad pública. Un par de minutos antes de que agotara su tiempo de intervención el hemiciclo empezó a llenarse de parlamentarios del PCD, justo a tiempo para votar que no hacía ninguna falta la comisión de investigación, que todo funcionaba a las mil maravillas en la sanidad pública valenciana y que además la Comunidad Valenciana era la California de Europa, tierra prometida de playas y palmeras donde el maná seguiría fluyendo sin interrupción por la gracia de Dios. Amén.
A esa misma hora, las 13:20, Lazy N. One se levantó del sofá del hall del Hospital Mafia Salud S.A. y se dirigió a la máquina de café para hacerse un cappuccino.
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