El CD Dénia, otra vez ante el abismo siete años después de su último descenso por impagos
- La decisión de la plantilla de no volver a entrenarse hasta que la directiva no salde las deudas pendientes recuerda otras crisis históricas del club, como la que le obligó también por motivos económicos a abandonar la Segunda B y vivir una de las peores décadas de su reciente historia
- La falta de patrocinador, un equipo caro o la decisión de los jugadores de denunciar la situación ante la Asociación de Futbolistas amenazan el futuro de la entidad
En ocasiones, la historia tiene tendencia a repetirse. El CD Dénia vuelve a asomarse al abismo. Lo hace después de que este pasado martes la plantilla protagonizarse el segundo plante de la temporada y decidiera tras una votación secreta no entrenarse más hasta que la directiva no les pague lo que les debe en nóminas. Los jugadores sí están dispuestos a jugar aún el próximo partido, en Cocentaina, pero aún así el problema parece grueso porque el pasado 10 de enero ya decidieron no entrenar por la misma razón y entonces el club sólo logró apagar el fuego prometiendo que en 15 días hallaría una solución… que no ha llegado. Y eso es lo que más preocupa.
Porque mientras el tiempo juega en contra. La situación deportiva del equipo aún no es mala, cuarto y a un punto del segundo o, lo que es lo mismo, con las posibilidades intactas para alcanzar el objetivo de la temporada, que es clasificarse para la promoción; pero si la crisis persiste, el CD Dénia acabará rodando por el precipicio: hay jugadores que ya han manifestado su intención de comunicar lo que acontece a la Asociación de Futbolistas y otros se barruntan pedir la baja. Y si los futbolistas foráneos se marchan será una utopía reconstruir el equipo porque los locales ya se fueron: no se contaba con ellos. La alternativa, tirar mano de la plantilla juvenil, lo que de ser posible muy probablemente daría al traste con los objetivos deportivos. Una historia semejante a la del Reus pero aplicada al fútbol no profesional.
Si se mira con perspectiva histórica, el Dénia está a punto de completar una década horrorosa. Curiosamente hace unas semanas, el pasado 2 de enero, se cumplieron once años del que quizás fue el momento cumbre de la historia del club, aquella eliminatoria de Copa que el equipo estuvo a punto de superar frente al Sevilla en enero de 2008. Entonces, la entidad estaba en Segunda B: había ascendido a la tercera categoría del fútbol español en 2007, tras aquella épica doble eliminatoria ante el Margaritense y el San Fernando de Henares. Y se había hecho un nombre.
El equipo hizo grandes temporadas en Segunda B. En 2010, quien lo iba a decir, se alcanzó incluso la quinta plaza y se flirteó con una posible promoción a la Segunda A, al fútbol profesional. Al año siguiente, se alcanzó la octava plaza. Pero tras cinco ejercicios en la categoría de bronce todo se torció. Aviso para navegantes: el club tuvo que abandonar la Segunda B precisamente por impagos, al finalizar la temporada 2011-12 y junto a otros clubs de cierta enjundia, como Badajoz, Ceuta o Palencia. Al año siguiente y tras una temporada aciaga sufrió el segundo descenso consecutivo esta vez por momentos deportivos. Acabó en Preferente. Y de ese pozo ya no ha salido.
Quizás hayan sido las prisas por salir del mismo las que han abocado a la directiva que preside Gema Estrela a esta situación. Para este año, el Dénia confeccionó una plantilla cara y sin jugadores locales, y la duda estriba ahora en si había recursos económicos para tal reto. Máxime cuando el patrocinador del año pasado ya no sigue prestando apoyo. Hace más de un lustro se dijo que el Dénia no tenía posibilidades financieras para mantenerse en Segunda B. El drama es que tampoco las tenga para Preferente. Y otros fracasos más recientes como el del Dénia Futsal no invitan precisamente al optimismo.
A corto plazo, la directiva lo conculca todo el viernes. Ese día pretende mantener una reunión con todos los estamentos del club, incluida la dirección deportiva y las plantillas juveniles. Se hablará de dinero. Para entonces, y si los jugadores cumplen su amenaza, la primera plantilla habrá pasado otro día más sin entrenarse. Y mientras el tiempo sigue avanzando. Ese fin de semana estará esperando el Contestano.