Mafia Salud S.A., capítulo 1: La diapositiva
MAFIA SALUD S.A.
Francisco Sánchez García
Todos los personajes, las situaciones y los hechos que se relatan a continuación son producto de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
CAPITULO 1
LA DIAPOSITIVA
La flor y nata de Mafia Salud S.A. estaba allí. De hecho, había una norma no escrita según la cual nadie que fuera alguien en Mafia Salud podía faltar a la G.A.A. (Gala Anual de Autobombo). El sobredimensionado equipo directivo estaba repartido estratégicamente por toda la sala para recibir a los mandos intermedios, Jefes de Servicios clínicos, Supervisoras, Coordinadores médicos y de enfermería de Centros de Salud, jefes y jefecillos de servicios administrativos, chupópteros y enchufados varios. Más de cien personas en total. Todos y todas luciendo sus mejores galas, viéndose y dejándose ver, pero sobre todo, y aunque muchos no fueran conscientes de ello, haciendo de público al Mandamás. También estaba invitado, ¿cómo no?, un grupo selecto de la Oficina del Mandado, con el propio Mandado al frente.
Aquella era una preciosa y anticiclónica mañana de diciembre, fresca y soleada, ideal para las fotos, para el rímel, incluso para el buen humor y el ambiente distendido que se suponía debía reinar. La dirección de Mafia Salud había elegido, un año más, un hotel de postín venido a menos, junto al mar, donde por un precio razonable serviría un piscolabis ligero a base de carbohidratos precongelados y además podrían utilizar la sala de recepción y la de audiovisuales.
Después de que varios de los directivos de primera línea realizaran su parte alícuota de autobombo, el Mandamás, Fallen Devil, subió al estrado para rematar la faena. Empezó dando las gracias a todos los presentes por su implicación en la organización para seguir diciendo que tenían que ‘remar’ (una de sus palabras favoritas) todos juntos para conseguir hacer realidad la misión y la visión de la organización, conseguir la excelencia, ser líderes en sanidad público-privada, hacer felices a los clientes-pacientes, a la administración, a los proveedores, a los accionistas…un éxito total y completo que estaban a punto de conseguir como así lo demostraban los innumerables premios recibidos. En este punto detalló todos los premios, nacionales e internacionales, recibidos en ese año. Premios a la innovación, a la calidad, a la excelencia. ¿Se podía pedir más?
Fallen Devil interrumpió su discurso por unos breves segundos, miró al cielo, y por un momento casi se creyó él mismo, en su fuero más interno, lo que estaba diciendo, lo cual le produjo un deleite, una fruición, irrepetible. El público, inquieto, dudaba de si había llegado ya el momento de aplaudir o todavía restaba algún mensaje importante del Mandamás. Fallen Devil miró de nuevo las caras expectantes y simplemente dijo: ‘si, tenemos que seguir remando’. Y entonces ya sí, con la confianza y la seguridad necesaria de que había llegado el momento, todos prorrumpieron en aplausos e internamente se dispusieron a remar un año más por la organización.
La figura desgarbada de Roller Blade, el Mandado de la Barbaritat Valenciana en Mafia Salud S.A., con su chaqueta dos tallas más grandes de lo adecuado, subió al estrado. Se suponía que tenía que decir cuatro palabras. Nada, una fruslería. Un simple agradecimiento a Mafia Salud por su contribución y por su compromiso inquebrantable con la sanidad pública de la comarca. Sin embargo, para sorpresa de todos y todas, señaló con un gesto a una colaboradora para que encendiera el proyector de diapositivas. La luz azul brilló tenuemente en la sala iluminada y enseguida se conectó al portátil, donde abrió el Power Point más corto, más desconcertante, y más demoledor de la historia. Una sola diapositiva con un título que rezaba Gala Anual de Autobombo, y más abajo en un tamaño de letra un poco más pequeño, Cápita Mafia Salud S.A. año X. Debajo del subtítulo un cuadro con el número de asegurados de la comarca que, multiplicado por la cápita (importe que le pagaba la Barbaritat Valenciana a Mafia Salud S.A. por cada asegurado), daba el presupuesto anual. Pero en este caso, en la diapositiva, había dos conceptos nuevos que, por primera vez, restaban en lugar de sumar. Turistas: 4000. Fallecidos: 2000. Total: 6000. Multiplicado por 700 euros. Lo que daba la bonita cifra de -4.200.000 euros al año. La explicación de Roller Blade no fue al principio todo lo precisa que podía haber sido, por eso solo unos pocos captaron de inmediato el mensaje.
Fallen Devil, sin embargo, y muy a su pesar porque era una reacción incontrolable, se puso rojo de ira inmediatamente, la comisura de los labios empezó a destilar mala baba, y el pelo se le acartonó todavía más de lo normal, mientras que las venas yugulares se hinchaban al punto de estallar. “El cabrón del Mandado le había lanzado un torpedo a la línea de flotación. ¡Y encima nada menos que en la Gala Anual de Autobombo donde no tenía ninguna capacidad de maniobra chanchullera delante de todo ese público exquisito!”. Era sin duda un órdago a la grande. Un punto de no retorno. Un ‘aquí sobra uno, o tú o yo’. Mil emociones se enmarañaron en el corazón de Fallen Devil: venganza, frustración, violencia ciega, revancha, fracaso, desasosiego, pesadumbre, venganza, venganza, venganza... Sin embargo consiguió, mal que bien, aparentar normalidad mientras el Mandado continuaba con su aburrida explicación de burócrata consumado sobre cómo él personalmente, Roller Blade, había llegado a la conclusión de que Mafia Salud S.A. estaba cobrando a la Barbaritat Valenciana la cápita de 2000 personas que ya habían fallecido, muerto, finiquitado, y que por lo tanto no iban a recibir más asistencia sanitaria, por lo que no era correcto que la Barbaritat Valenciana siguiera pagando por ellos. También explicó, con cierto detalle, por qué iba a disminuir la cifra de la población asegurada en otras 4.000 personas, todas ellas turistas, en su mayoría madrileños, que habían venido a pasar las vacaciones a la comarca y que tal vez se habían sentido mal y habían acudido al servicio de urgencias del centro de salud o del hospital, circunstancia que los aguerridos administrativos de Mafia Salud, bajo las órdenes precisas de la dirección, habían aprovechado para hacerles la tarjeta de asistencia sanitaria y pasarlos así como población residente. Un total de 6000 asegurados menos que rebajaba la factura anual de la Barbaritat en nada menos que 4.200.000 euros, cifra nada despreciable, por cierto. Al final de la explicación a nadie de los presentes le quedó ninguna duda del verdadero alcance de la diapositiva, del sufrimiento que iba a significar para todos (porque de algún sitio tendrían que salir los más de 4 millones de euros), y de la mala hostia en cascada que iban a tener que soportar en las reuniones de los próximos meses.
También, en la mente de la mayoría de los presentes, empezó a dibujarse una dicotomía clara con una certeza, uno de los dos caería más pronto que tarde: Roller Blade o Fallen Devil. La única duda era quién y cuándo. Pronto empezarían las apuestas.
Lo cierto es que a pesar de que en los últimos meses había rumores de que los dos mandamases no se llevaban muy bien, el movimiento de Roller Blade había pillado a todos, con la excepción de sus colaboradores más cercanos, totalmente desprevenidos. La figura tranquila y amable, casi entrañable, de funcionario de libro a quien no le gustan los problemas, no hacía prever nada parecido. Roller Blade era un miembro añejo del PCD (Partido Casposo de Derechas), que había ocupado posiciones importantes, y que no tenía ninguna necesidad de complicarse la vida. De hecho, desde el partido, pensaron en ese puesto para él como una especie de retiro dorado. Un lugar junto a la costa donde solazarse al calor del sol mediterráneo. Pero por lo visto nadie le explicó con detalle cual era su verdadera misión como Mandado en Mafia Salud S.A. Nadie le dijo que no tendría que esforzarse demasiado por controlar a una empresa amiga, muy amiga, del PCD. En realidad, la única que se había presentado a la licitación, y casi un retoño, una creación del propio partido, con la inestimable contribución de los dos bancos más importantes de la región: AEF (Ahorradores Estafados a Futuro) y API (Ahorradores Preferentes Infortunados).
Pero…. esperen un momento. Ese recorte tan abrumador a los presupuestos de Mafia Salud, esa lanzada precisa al organismo vital de la organización, ese torpedo a la línea de flotación…¿era celo profesional?, ¿era virtuosismo de funcionario supernumerario?, ¿era responsabilidad de cara a la ciudadanía en su cargo de cancerbero del erario público?, ¿o era otra cosa?. ¿No sería, tal vez, un desafío de macho alfa a Fallen Devil?, ¿No sería un simple ‘a ver quién la tiene más larga’? ¿Una última cornada del ciervo experto, baqueteado, curtido en cien berreas, al joven ciervo con aspiraciones a jefe de la manada? Cualquiera de las eventualidades era posible, incluso una mixtura inextricable de todas ellas. Eso nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que las espadas se habían alzado con una furia tremebunda y con una rapidez desconcertante. Que había sed de sangre. Y que la batalla sería sin cuartel. Uno de los dos caería, y los nombres no siempre ayudan a saber la verdad.