Llauradors d'Alcalalí: "La Xylella es un error de las instituciones, que no han hecho nada para prevenir su entrada"
ENTREVISTA
- "Nos unimos porque estábamos un poco cansados de recibir precios muy bajos por nuestro producto. Parece que siempre somos el último escalón en todo"
- "Vemos el futuro muy negro. De hecho, muchos bancales que se talan quizás no se vuelven a plantar"
Los 11 miembros que conforman la Sociedad de Transformación Agraria (SAT) Llauradors d'Alcalalí han sabido recoger el guante de un proyecto visionario que va más allá de la agricultura tradicional. Han sabido combinar el respeto por la naturaleza y por el entorno con el incremento de la rentabilidad de la producción de almendra y la promoción, al mismo tiempo, del municipio. Y con todo ello, han conseguido sacar al mercado la marca Flor d'Alcalalí.
Pero, sobre todo, han sido valientes. Por aceptar este reto y hacerlo, además, en uno de los momentos más difíciles para el cultivo del almendro. La Xylella fastidiosa dibuja un futuro incierto para la producción de almendra en un pueblo donde este fruto es el gran protagonista. Hablamos con Elíes Andrés y Faustino Mestre, miembros de la SAT.
¿Cómo nace la Sociedad Agraria de Transformación (SAT) Llauradors d'Alcalalí?
Llauradors d'Alcalalí nació con la ayuda de Manuel Peña, de la empresa RePTE. El Ayuntamiento lo contrató para hacer un plan de desarrollo rural y ver así cómo podían explotar esta actividad económica. Vino a hacernos unas charlas. De un grupo grande de gente que éramos al principio, nos quedamos los 11 que somos ahora y decidimos crear la asociación. Él, con su ilusión, nos dio un empujón y el día 22 de diciembre nos presentamos como sociedad en Dénia, en la segunda jornada de Menja’t la Marina.
¿Los 11 miembros se dedicaban ya profesionalmente a la agricultura?
Todos somos agricultores pero no de manera profesional. El único que trabaja como agricultor autónomo es Faustino. Los demás o son hombres mayores jubilados o tienen otra profesión aparte.
¿Cómo se coordinan los 11 miembros dentro de la SAT? ¿Qué ventajas habéis conseguido asociándoos?
Nos unimos porque estábamos un poco cansados de recibir precios muy bajos por nuestro producto. Parece que siempre somos el último escalón en todo. Cuando uno tiene una empresa, lo normal es vender el producto al precio que encuentra justo. Lo que no podía ser era ir a vender las almendras y que te dieron calderilla. Entonces decidimos cambiar las tornas: marcar un precio y quien quiera, que las compre. Venta directa.
¿Toda la producción de almendras va destinada a la marca Flor d'Alcalalí o también la vendéis cruda sin empaquetar a terceros?
Estamos haciéndola básicamente para nosotros.
Más que una marca, se podría decir que habéis creado un modelo de negocio que une la producción, la comercialización de la gama de productos de Flor d'Alcalalí y, además, la promoción turística.
Por nuestra parte, el objetivo principal de llevar adelante la marca Flor d'Alcalalí era que nos pagaran bien la almendra. Pero, aparte de recuperar nosotros un poco de valor monetario, también intentamos que más gente se una a este proyecto para recuperar así los bancales abandonados y darle más valor paisajístico al pueblo. La base de la marca Flor d'Alcalalí es la almendra porque es el producto local más característico, y por ahí empezamos. Pero pensamos en la posibilidad de abrirnos a otros productos. Por ello decidimos elegir el nombre de flor, porque la flor puede ser tanto del almendro como del naranjo o de cualquier otro fruto.
Detrás hay un trabajo de algunos años de celebrar Feslalí. El Ayuntamiento vio que era un recurso turístico interesante, pero celebrando Feslalí únicamente no conseguían lo que querían, que era mantener el paisaje y, de alguna manera, dinamizar la economía local. Así que nos animaron a nosotros. Nos hemos cohesionado bien con el Ayuntamiento y hemos hecho rutas guiadas por almendros que otros años no se habían hecho. Hemos visitado nuestros campos y la gente ha podido conocer de primera mano todos los detalles. Además, este año la floración ha sido más tardía y el buen clima nos ha venido de maravilla. La gente se ha ido muy contenta.
Contáis con una gama de cuatro productos diferentes...
Tenemos dos formatos de almendra cruda: de 1 kilo y de 250 gramos; y, en el caso de la frita, de 1 kilo y de 150 gramos. Principalmente lo que queríamos era garantizar que nuestro producto fuera cien por cien de Alcalalí. Y por eso hemos tenido que estar pendientes de su trayectoria en todo momento, para no se mezclarla con otros, ya que normalmente suele ocurrir que los productores, cuando las venden en los almacenes, las vierten junto con todas las demás y se mezclan. Si tú vas a comprar almendras, verás que todo el paquete es igual. En cambio en nuestro caso no hay ninguna igual, son de formas y variedades diferentes. Eso garantiza que son nuestras.
Han pasado cinco meses desde que se lanzó la marca Flor d'Alcalalí. ¿Qué porcentaje de la producción lleváis vendido?
En el caso de los dos formatos de 1 kilo, el 100%. Hemos vuelto a repetir el envasado. En los formatos más pequeños, alrededor de un 40%. La primera vez envasamos 600 kilos en total, y ahora hace poco hemos vuelto a envasar otros 300 kilos.
¿Qué previsiones tenéis para la próxima cosecha?
La próxima cosecha viene muy mal porque el clima no ha acompañado. No sabemos los kilos que saldrán, pero serán menos que el año pasado. El precio, en general, no subirá, aunque debería: a menor cantidad, un precio más alto. En cuanto al Fesalí, será todo igual. Los almendros florecerán y los visitantes podrán verlos en su máximo esplendor.
Los formatos que han funcionado los volveremos a repetir y los demás ya veremos. También seguiremos buscando otras opciones para sacar en un futuro más productos o derivados. Estamos en estos momentos trabajando en eso.
La promoción y el marketing son hoy día herramientas fundamentales para las marcas. ¿Qué estrategias habéis seguido para promocionar vuestro producto?
Lo hemos movido todo a raíz del Feslalí, junto con la ayuda posterior del Ayuntamiento de Dénia a través de Menja't la Marina. También tenemos página web y Facebook, donde hemos procurado publicarlo en el momento de poner un producto en cualquier establecimiento. Asimismo, el producto ha viajado a diferentes ferias, como Madrid Fusión o a China.
Además, el boca a boca es muy importante. El primer punto de venta fue el propio pueblo. En el Feslalí estuvo en todos los comercios. Después, una vez conocido aquí, la idea era sacarlo fuera. Próximamente queremos ir a la primera feria Alicante Gastronómica.
¿En qué puntos de venta se comercializa?
En la mayoría de comercios y bares de Alcalalí, en las cooperativas de Xaló y Parcent, en el Mercat de la Terra de Jesús Pobre, en el restaurante Pont Sec y en una tienda de delicatessen en Dénia o en el restaurante Nou Cavall Verd de la Vall de Laguar.
Una parte de este proyecto tiene como objetivo la promoción turística del municipio. ¿Se puede hablar ya de resultados, se ha aprovechado el gancho del Feslalí para darle continuidad?
Ahora se está celebrando el ciclo de la primavera, con rutas durante los meses de abril, mayo y junio. En abril se ha recorrido la partida de Mosquera, con una temática un poco más histórica. El mes de mayo va a enfocarse más al tema de las orquídeas, porque tenemos una zona concreta que alberga muchas variedades. Estas rutas no están enlazadas directamente al almendro, pero gracias al Feslalí, que nos ha servido de promoción, hemos conseguido ligar el valor medioambiental y natural del territorio para dar a conocer el pueblo turísticamente.
Otro de los objetivos es la recuperación y la protección del paisaje. ¿Se ha hecho algún avance, se han recuperado campos abandonados?
No, de momento no. En general, la tendencia es a la baja. En los últimos años se han abandonado más de los que se han recuperado. Ahora mismo, con el tema de la Xylella, es un momento muy complicado para que alguien se plantee plantar almendros. Hay mucha incertidumbre y la gente no sabe si aun plantando árboles jóvenes se los arrancarán. El Ayuntamiento tiene en mente algún proyecto de recuperación de tierras y bancales, pero la idea está todavía muy en el aire. Hace dos años se desarrolló una herramienta importante que permite saber, a través de un mapa de todas las parcelas del término, lo que se cultiva en cada parcela, el número de árboles que tiene y si está abandonada o no.
La temida Xylella... ¿Cómo ha afectado el municipio?
Se han detectado cuatro focos, que afectan a cinco parcelas. En total, se han arrancado alrededor de 200 almendros. Lo que pasa es que a raíz de este hecho, mucha gente que tiene almendros está aprovechando para arrancarlos y hacer leña. Piensan que para que se lo arranque la Conselleria sin recompensa, mejor hacerlo uno mismo y llevarse, al menos, la leña a casa.
Se supone que la Generalitat debe recompensar con ayudas económicas.
No está tan claro. La Generalitat publicó unas ayudas indemnizatorias según la edad de los árboles, pero hay muchas dudas. A la hora de arrancar, es todo muy fácil. No piden ningún papel. Entran y punto. Pero a la hora de cobrar, ya es otro cantar. Tienes que demostrar que te dedicas a producir, lo que la mayoría de gente no puede hacer porque no se dedica profesionalmente a ello. Muy poca gente podrá acceder a las subvenciones.
La parte bonita es decir que van a dar ayudas. Pero, claro, ¿cuáles son los requisitos? Y aparte está la cuantía económica. Lo que otorgan no cubre ni la producción de un año, porque sólo tienen en cuenta la vida del árbol. Además, está la prohibición de volver a plantar en los terrenos afectados durante cinco años. Eso, como mínimo, pero luego no está claro tampoco. Nosotros salimos de una reunión informativa con la incertidumbre de si pasados esos cinco años se podría volver a plantar.
Si una persona tiene un árbol y debe estar cinco años sin plantar, más súmale cinco años más para que crezca y pueda dar fruto... Imagínate... Ha perdido 10 años sin producir. Ahora haz los cálculos. Te dan 30 euros o menos por árbol. Así nadie quiere arrancarlos.
¿Diríais entonces que la gestión del Consell ha sido deficitaria?
No diríamos tanto. No sabríamos cómo catalogarla. Han tardado un poco en informar bien a la gente. Si la ley dice que cuando se declara el brote en 15 días se deben arrancar los árboles afectados, ¿cómo puede ser que llegue la carta un mes después? Comparan la Xylella con el Ébola. En el caso de esta enfermedad se trata a las personas más cercanas al infectado, pero ahora mismo con la Xylella están arrancando cientos de árboles alrededor del foco sin haberlos analizado. Además, para determinar el radio no contabilizan desde el árbol infectado sino desde el mojón de la parcela.
La expansión de la Xylella es un error de las instituciones. Es una enfermedad que ya hace unos años atacó Italia y no se hizo nada para prevenir su entrada en España. No acabamos de entender cómo no se han puesto las pilas y no se ha pedido un análisis de los árboles que venían de zonas afectadas. Tal vez una buena solución podría haber sido dar ayudas a los ayuntamientos para mantener limpias las parcelas abandonadas, eliminando toda la hierba donde se acumulan los insectos transmisores. Estamos casi seguros de que obligando a mantener los bancales limpios, la Xylella sufriría un bajón.
El tema es preocupante. Hasta ahora sólo se habían detectado brotes en los almendros de la provincia de Alicante y en las Islas Baleares, pero recientemente ha aparecido también en varios olivos de Madrid.
¿Como veis el futuro?
Muy negro. De hecho, muchos de los bancales que se talan quizás no se vuelven a plantar.
La noticia de que los almendros en Alcalalí podrían no ser replantados es preocupante. Estos árboles no solo son una parte icónica de nuestro paisaje, sino que también son esenciales para la economía local y la ecología. La pérdida de estos árboles significa no solo una reducción en la belleza de nuestro entorno, sino también una oportunidad perdida para apoyar a nuestra comunidad y naturaleza.
Es sorprendente que haya subvenciones significativas disponibles desde Europa para una variedad de proyectos, pero aparentemente no hay apoyo financiero para la restauración de estos valiosos árboles. Esto plantea la pregunta de por qué no aprovechamos estos fondos para apoyar un proyecto de restauración sostenible de almendros.
Además, la financiación colectiva (crowdfunding) ofrece una poderosa oportunidad para movilizar el apoyo comunitario y aumentar la participación. Al iniciar una campaña de crowdfunding, podemos invitar a residentes, empresas locales y expatriados a contribuir a la restauración de nuestros almendros. Esto no solo ayudaría a cubrir los costos, sino también a crear un amplio respaldo para el proyecto.
Es el momento de trabajar juntos y abogar por la conservación y restauración de los almendros en Xaló. Aprovechemos las subvenciones disponibles y las oportunidades de crowdfunding para asegurar un futuro más verde para nuestro pueblo y mantener la belleza de nuestro entorno.