La peor catástrofe del Montgó en más de una década
INCENDIO DEL MONTGÓ. BALANCE.
- El fuego que ha arrasado cerca de medio millar de hectáreas en el Montgó se convierte en una auténtica catástrofe medioambiental, turística y sentimental
- El daño ecológico en el cabo de Sant Antoni es incalculable
- Se ha vuelto a los grandes incendios de los años 90. Entonces, no se pensaba en el parque como un atractivo turístico. Pero ahora sí.
- El alcalde de Xàbia plantea exigir ayudas a otras administraciones para regenerar el paraje incluso con especies mediterráneas distintas «que den menos problemas»
- Fabra ha creado polémica al apuntar directamente a la negligencia como origen de las llamas
Puede parecer una figura literaria inventada al uso, pero como es verídica merece ser contada: ayer viernes una niña de seis años aseguraba en la calle Loreto de Dénia que «el Montgó ha muerto». El padre la consolaba: «en todo caso, está herido». La anécdota refleja que las 444 hectáreas arrasadas en el parque natural entre Dénia y Xàbia (los ecologistas calculan unas 500) son, antes que nada, un desastre vital. Hay más ejemplos: mujeres y hombres de apariencia curtida se negaban a ver las fotos de los periódicos para que no se les encogiera el estómago; camareros traginando entre las mesas de un restaurante se detenían de reojo en el humo aún presente en la montaña; vecinos de todas las latitudes de la comarca clamaban indignados en las redes sociales.
1. Regreso a los noventa
El incendio del Montgó es un desastre vital (sentimental) porque supone un duro golpe a la autoestima de dos ciudades que habían visto durante la última década cómo el espacio protegido se regeneraba sin apenas un fuego forestal notable. Es verdad que desde 2013 se habían producido avisos en Torre del Gerro o Jesús Pobre. Pero lo de ahora ha sido mucho peor. El número de hectáreas arrasadas evoca a los grandes incendios de los años noventa, el de Los Lagos, el de Les Planes o aquel famoso de Les Rotes un fin de semana de Moros y Cristianos. Tales percances no están en la memoria de esa chiquilla de seis años, que por eso daba por muerta una montaña que en realidad lleva una eternidad resucitando contra el fuego; pero sí anida en la memoria colectiva más adulta de la Marina.
2. Una catástrofe ecológica
En este caso, el principal paraje arrasado es el cabo de Sant Antoni, una majestuosa extremidad del Montgó al borde del Mediterráneo. Y eso no es sólo un desastre moral, sino también una catástrofe ecológica. Tal y como recordaba el portavoz de Acció Ecologista-Agró, Joan Sala, ha ardido una magnífica microrreserva de flora; se han perdido parajes donde nidificaban águilas; ya es historia una pinada ubicada en el cabo que llevaba décadas sin ser molestada por las llamas; la carretera de Les Planes en la vertiente del mar es ahora páramo negro. El entorno de la Cova Tallà había sufrido incendios en los últimos quince años, pero la pinada adulta del cabo de Sant Antoni llevaba décadas indemne.
«Sí, un desastre», confirmaba el viernes el alcalde dde Xàbia, José Chulvi, quien aseguró que en los próximos días será hora de hacer balance sobre la necesidad de pedir ayudas a otras administraciones para regenerar el paraje e incluso para reimplantar vegetación diferente, también de tipo mediterráneo, «pero que dé menos problemas». Todo eso teniendo en cuenta –lo dijo Chulvi y también el vicepresidente del Consell, José Císcar– que el ecosistema mediterráneo tiene un fabulosa capacidad de regeneración.
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Estado de Les Planes el viernes 12 a mediodía
3. Economía
Y un desastre económico. Turístico. Después de aquellos años del boom del ladrillo en los que se observaba el Montgó como una geografía para alzar chalets, los acuerdos sobre los límites del paraje allá por 2000 y la crisis inmobiliaria posterior modificaron la mirada sobre este espacio y cambiaron de «chip»: hoy, ninguna fuerza política defiende aumentar los chalets en el parque, sino difundir con fines turísticos su calidad medioambiental, su paisaje más singular, para atraer clientes de poder adquisitivo. Este incendio reduce esa singularidad. Nadie quiere ceniza negra para pasar sus vacaciones: un magnífico itinerario senderista entre la cima del cabo de Sant Antoní y la playa del Tangó de Xàbia que en los meses más duros de la canícula otorgaba una magnífica sombra ahora sólo puede recorrerse bajo el sol. Eso.
Con el Montgó hacen negocio empresas turísticas de turismo cultural, agencias de viaje o touroperadores; el Montgó es una forma que tiene el ayuntamiento de Xàbia para vender Xàbia y el de Dénia para vender Dénia; y hay municipios interesados en crear una marca agrícola vinculada al paraje. En los años noventa, cuando se produjeron los otros grandes incendios, no se pensaba así. Ahora sí. Falta pues saber cómo va a afectar este desastre a la economía comarcal. Máxime cuando un siniestro de estas características da muy mala publicidad. A nadie le gusta abrir por este motivo los telediarios nacionales.
El viernes, en un alarde de eso que se llama apretar los dientes, los restaurantes de Les Rotes de Dénia habían abierto sus puertas para demostrar que el fuego no pude acabar con terrazas abiertas al Mediterráneo ni con un arròs a banda que constituye un plato insuperable. Y puede que a nivel individual eso funcione. Deberá hacerlo también a nivel de marca.
4. Negligencia o…
Ese delicado equilibrio entre turismo y urbanismo alude directamente a otra cuestión. ¿Por qué se ha quemado esta vez el Montgó? En los noventa, siempre había una respuesta: la presión urbanística. Así lo creyó la sociedad. Hoy, por el consenso generalizado de que el paraje debe servir para otras cosas, es más difícil de argumentar. Aún así, y a falta de confirmaciones más explícitas, al menos pueden existir indicios de que el fuego fue provocado, ya que se detectaron tres focos. ¿Entonces?
El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, decidió ayer buscarse el camino más fácil: apuntó a que el siniestro pudo deberse a una negligencia. Su respuesta creó controversia. Sobre todo, porque no pudo negar taxativamente que el fuego se debiera a otras causas más intencionadas. Ahora bien, pirómanos hay en todos los sitios y por todas las causas. Por su parte, la izquierda lleva meses insistiendo en que la protección en las áreas de amortiguación del parque se han reducido y que el propio Consell ha suavizado los obstáculos para reurbanizar terreno quemado. Esquerra Unida emitió una nota pública en ese sentido.
5. ¿Tenemos medios?
¿Han afectado los recortes a los medios de extinción?. A ver: es innegable que a Dénia y a Xàbia acudieron una espectacular profusión de dotaciones aéreas y terrestres –400 personas según Císcar–. Generalitat, ejército, consorcios provinciales, policías, cruz roja, protección civil… Pero hay dos dudas. Y es bueno plantearlas.
La primera es que esos medios deberían haber llegado antes la tarde del jueves; la segunda tiene más fondo: faltan medios para prevenir. Los ecologistas llevan años reclamando una dotación permanente en el corazón del paraje. Y la Asociación contra Incendios Forestales (ACIF) no recibe desde hace una década ninguna ayuda municipal; es verdad que en este 2014 y por la necesidad de adelantar la vigilancia por la sequía, la concejalía de Medio Ambiente le subvencionó los equipos de protección con 3.000 euros. Pero ya está. Sus principales fuentes de financiación vienen de la lotería. Hay entidades similares en la provincia de Alicante que tienen el aliento de otras administraciones como la Diputación todos los años. Haya sequía o no.
Y todo eso por no hablar de auténticos cuellos de botella donde la evacuación es casi imposible, como la carretera de Les Rotes o la Plana de Xàbia.
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Hidroaviones cargando en el puerto de Dénia. Viernes 12 a mediodía
Cuando una promotora quiere construir en el Montgó y no le dejan desde hace años ¿qué hace? Sobran las palabras. Huertos del Montgo.
pues nada, vota a Podemos y tranquilo que no construirá lujos en el Montgot pero si chabolas para acoger a los 20 millones de africanos quiere acoger…
Seguid votando a los de siempre y terminaremos viviendo en un secarral. Eso si un secarral con circuito de formula uno, yates de lujo, edificios monstruosos que se caen a pedazos, y visitas del Papa que pagamos todos. No lloréis ahora cuando elegís que pase esto en las urnas.